Abrí los ojos y vi que estaba de noche ya. Me moví y oí un bostezo a mí lado.
—Despertaste —susurró la voz de Ginger. Sonreí cómo pude.
— ¿Dónde están Jared y Molly? —pregunté, me incorporé y sonrió.
—Fueron a dar un paseo, bueno, siguen abajo —me informó, asentí y me levanté con cuidado. Cogí una bufanda y me la puse. Salí de la habitación y bajé las escaleras lentamente.
— ¡Mami! —oí un grito de Molly. La miré y sonreí, Jared se acercó con Molly de la mano y sonrió.
— ¿Cómo estás? —preguntó, sonreí y lo besé.
—Mucho mejor ahora —susurré mirándolo a los ojos, esos ojos que me tenían enamorada.
—Vamos —me dijo cogiéndome de la mano y poniéndome la chaqueta vaquera. Sonreí y salimos de la casa.
La noche estaba helada y habían pequeños rastros de nieve de hace un mes.
Molly corrió a la hierba fresca y se tiró a ella, sonreí y me abracé a la cadera de Jared.
—Lo siento, no sabía que ella estaría aquí —me dijo.
—No importa, no es tu culpa, amor —dije besándolo.
—Papi mila —dijo mi pequeña, nos separamos y besé su nariz. Él miró a nuestra pequeña, si nuestra, y vi que tenía una mariquita en su mano.
—Qué bonita, cielo —le dije.
—Hace frío —dijo Jared cogiendo a Molly que estaba caminando a nosotros.
Volvimos a la casa ya que el frío empezaba a notarse.
—La llevaré a dormir —me dijo Jared besando mi frente y subí detrás de ellos por las escaleras. Me fui a la habitación y quité mi ropa quedando solo en unas braguitas de encaje. Temblé y busqué por los cajones un pijama de Jared. Noté unas manos en mi culo y me sobresalté.
—Has cometido un error al hacer eso —oí la voz de Jared, chocó mi trasero con su bulto y gruñó. Me volteé y le quité lentamente su ropa quedando en bóxer.
—O quizás no —dije, cerré la puerta con seguro y me volteé. Me cogió del trasero y me besó con pasión. Solté un gemido y él me tiró a la cama, —Espera, me toca a mí —le dije, quedé sentada a horcajadas de mi chico. Besé su cuello dejando pequeñas mordidas, y apretó mi trasero más fuerte, besé su pecho y mordí un pezón suyo.
—Nena —gruñó Jared, sonreí y bajé su bóxer con mis dientes mientras acariciaba sus abdominales. Lo tiré lejos y me mordí el labio, era gruesa y grande.
Lo cogí en mis manos y empecé a moverla lentamente por toda su longitud. Lo metí a mi boca y pasé mi lengua. Besé la punta y lo oí gemir, me cogió del cabello y soplé su miembro. Me empujó la cabeza a su miembro y lo metí, masajeando sus testículos y chupando. Lo saqué de mi boca y metí en mi boca un testículo mientras masturbaba a su miembro con mis manos.
—Nena...—gimió, solté su testículo y succioné su miembro. Noté sus líquidos en mi boca y los tragué sin pensármelo.
Qué asco, la verdad.
Subí arriba y lo besé. Me tocó mis pechos y jadeé. Me quité las braguitas de encaje y él sonrió. Me puse sus manos en mis caderas y me puse encima de él. Se introdujo de una embestida y me mordí la mejilla para no gritar.
— ¿Te gusta, preciosa? —dijo moviéndose dentro de mi cada vez más rápido y duro. Gemí sin poderlo contener y sonrió. Moví mi cadera y gruñó. Me bajé a tope y empecé a moverme en círculos.
—Oh Dios... —gemí. Él se dio la vuelta y quedé acostada. Se movió más rápido mientras besaba mis pechos y con un dedo masajeaba mi clítoris. Noté mis paredes contraerse y me besó mientras se corría dentro de mí.
— ¡Jared! —grité llegando al clímax. Él sonrió y escondió su rostro en mi cuello, donde estaba dejando una marca grande. Gemí y se tumbó a mi lado cogiendo las mantas. Me besó una vez más y sonreí.
—Estuvo...
—Maravilloso —dije terminando por él. Me miró y me besó de nuevo, ahora dulcemente. Me sonrojé y le seguí el beso. Me acarició el vientre y reí.
—Toma —dijo pasándome mis braguitas. Me sonrojé y me las puse. Lo abracé y dejé un beso en su pecho.
—Buenas noches, nena —dijo cerrando los ojos y arropándome.
—Buenas noches, amor.
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Lya Thompson
Romance- ¿Morirías por mi? Le dije en un acto de rebeldía. - ¿Morir? Es muy fácil, instantáneo. Viviría por ti, vivir es más complicado, es más nosotros.