Capítulo 2

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NARRA ELENA

—Pobre chica, se le ve tan enamorada y perdida con su niña —le dije a mi madre, Ginger.

—Me encantó la niña, hay que ayudarle Elena, no puede sufrir con ese bebé ¿Cuánto llevará así? Todo lo que tiene es para su bebé —habló mi madre con un tono preocupado. La verdad que por mi cabeza también pasaban esos pensamientos.

—Oye, ¿mi hermano no alquila su apartamento? —pregunté.

—Sí, creo que sí. ¿Pretendes que la metamos ahí? Tu hermano no querrá —dijo mi madre suspirando con pesadez.

Mi hermano es un hombre frío y calculador desde que lo dejó la perra de Daniela —su ex novia—.

—Mamá, no puedo verla así. Seguramente lleva un año así porque está súper delgada —le dije tratando de convencerla.

—Esta tarde iremos a casa de tu hermano y hablaremos con él. La chica estará agradecida de por vida y la pequeña Molly... es un encanto —me dijo mi madre sonriendo feliz. Le sonreí de vuelta y asentí. Oí el móvil de mi madre sonar y ella lo cogió al minuto.

— ¿Si?... Claro hijo... Allí estaremos... Adiós —se despidió mi madre, —Era tu hermano, quiere enseñarnos una reforma del apartamento y ya nosotras le contamos lo de la chica.

—Perfecto —aplaudí cómo una niña pequeña. Mi madre rió ante mi reacción tan infantil, y suspiré emocionada al pensar que la chica tendría una nueva oportunidad de vivir.

(...)

Nos encontrábamos mi madre y yo camino a casa de mi hermano. Él era un cabezota y habría que convencerlo para meter a esa chica ahí.

Toqué el timbre del apartamento y me abrió mi hermano con sólo unos pantalones. Mi hermano estaba bueno, lo tenía que decir.

—Hola grandote —le dije abrazándolo.

—Hola enana, y no me llames así —dijo en su tono más desganado.

— ¿Cómo estás, hijo? —mi hermano se encogió de hombros y pasé dentro de su casa.

Solté un silbido de sorpresa al ver las paredes de blanco y muebles completamente modernos. Jared había estado ahorrando para amueblar y arreglar ciertas cosas de su nuevo apartamento.

—Me encanta todo, te ha quedado súper bonito —opiné. Él mostró una media sonrisa y mi madre asintió dándome la razón.

—Cariño, queríamos comentarte algo sobre el alquiler del apartamento, para la otra habitación —dijo mi madre, nos sentamos y él nos miró.

—Ya os he dicho que no me meta—mi madre lo interrumpió.

—Hijo, es serio —mi hermano me miró y asentí concordando con ella.

— ¿Quién es? —preguntó mi hermano.

—Es una chica, tendrá veinte años aproximadamente. Vive en la calle, por favor hijo, tiene una bebé, y además estaban en la calle; ella está súper pálida y tiene una delgadez increíble —dijo mi madre poniendo su voz más victimiza.

— ¿Una bebé y una chica de la calle? —preguntó mi hermano incrédulo, —No —sentenció.

—Por dios, hermano, ponte en su lugar, llevarán seguro más de un año ahí. Viven en unas cajas, un bebé de diez meses en pleno enero viviendo en la calle, comiendo comida del suelo y leche materna. La chica prácticamente no come, su cuerpo es hueso puro —dije tratando de convencerlo, —Si no la acoges tú, la acojo yo. No la dejaré sola otro año más así, y encima con el bebé —le dije decidida.

—De momento no —dijo mi hermano pasando su mano izquierda por cabeza rapada.

—Mi amor, lo hacemos por esa niña que crecerá en la calle. La chica hace todo lo que puede. No me dejó ni tocarla al principio, por favor— suplicó mi madre y al ver que no conseguía nada, se rindió, —Nos vamos ya, creo que está todo más que dicho. Hasta luego, Jared —se despidió mi madre.

Le dimos un abrazo ambas, y salimos de su casa. Bajamos hasta el garaje y nos metimos en mi coche en un silencio absoluto, cada una metida en sus pensamientos.

Dejé a mi madre en su casa y me fui a la mía. Cerré la puerta con seguro y subí a mi habitación. Mañana quería invitar a la chica aquí a mi casa y presentársela a mi hermano, aprovechando que teníamos una comida familiar.

Me puse mi pijama y me acosté, suspiré pensando en la niña de ojos azules y en la chica de cabello chocolate.

Sabía que ellas marcarían la vida de mi hermano y yo le daría un empujoncito.

Lya Thompson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora