Capítulo 12

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JARED EN MULTIMEDIA.

Narra Lya

NARRA LYA

—Cariño, no llores. Lo cegó la rabia, Daniela era su ex, abortó a su hijo y le informó a él cuando Jared la pilló acostándose con otro —dijo Ginger, acariciando mi cabello mientras lloraba desconsoladamente en sus brazos.

Hacían dos horas que Jared había huido llorando y asustado de la casa, y estaba preocupada por él.

Supe que estaba cegado cuando nombró a Daniela y sus ojos estaban negros y dilatados.

—No quiero que le pase nada malo —sollocé en su pecho. Ella me había vendado las muñecas ya que se habían formado morados. Mi cuello tenía marcas de manos, así que me echó crema antiinflamatoria y otra para que no saliera el hematoma.

—Lo sé. Él os quiere mucho, me lo dice, que sois lo mejor que podía haberle dado la calle —me dijo Ginger con cariño.

—Yo también lo quiero —susurré pero ella no lo escuchó. Pasaron minutos en silencio y Ginger me movió.

—Querida, me tengo que ir ya. Si quieres ve y descansa, mañana vendré a cuidar a Molly, o si quieres me la llevo —dijo sonriéndome. Me levanté y ella me imitó.

—No, gracias Ginger. Molly dormirá conmigo —le dije tocando mis muñecas suavemente, ella me sonrió.

—No le des más vueltas, él no quería hacerlo. Lo noté cuando vi su cara horrorizada y asustada —me dijo abrazándome. Asentí y se fue sonriendo.

Cerré la puerta y fui al baño. Me miré el cuello y ya no se notaba el inflamado pero los hematomas seguían. Mis muñecas dolían a pesar de que me eché una crema. Él no quería hacerlo solo...lo cegó la rabia.

Miré la hora: 01:00 AM. Me fui a acostar y abracé a Molly que había llorado desde que oyó la puerta cerrarse, minutos después se durmió y yo también.

(...)

Abrí los ojos lentamente y me levanté con dificultad. Miré la hora y eran las diez de la mañana, me metí al baño y me duché entera. Lavé mi cuerpo con gel de vainilla y mi cabello con champú con olor a frutas del bosque.

Salí de la ducha con una toalla alrededor de mi cabello y cuerpo. Suspiré al no ver a Jared por ningún lado.

Abrí el armario y puse la calefacción. Quité mi toalla y me puse ropa interior negra. Cogí unas leggins negras, un suéter de lana verde y blanco de rayas, unas botas tipo zapatillas en la suela, una pulsera de fantasía y una chaqueta fina. Puse un gorro en mi cabeza color vino de lana y dejé mis rizos salir.

—Mi amor despierta, vamos —le dije al oído a Molly. Esta se removió y alzó sus bracitos a mí, que la cogí inmediato. Le puse un jeans azul, un suéter rosa, unas botitas marrones y su gorro blanco, junto a sus guantes blancos y su abrigo. Cargué el biberón lleno de leche y se lo di enseguida, la monté en el carrito y miré la hora: 10:45 AM.

Salí por la puerta de casa, y me subí al ascensor. Me encontré con la señora Rochester.

—Buenos días querida —me dijo sonriéndole a mi pequeña, —Que niña más bonita —sonreí.

—Gracias, soy Lya —me presenté, ella asintió.

— ¿Donde está Jared? —preguntó la anciana.

—Discutimos —le dije simple, ella chasqueó la lengua y negó.

—Mi John y yo discutíamos mucho pero nunca dejemos de amarnos, al revés, nos hacíamos más fuertes y nunca me fue infiel, al igual que yo a él —me contó la señora Rochester. Asentí sonriendo, y salí con mi hija del elevador. Arropé con las mantitas del carrito a mi hija y yo até mi chaqueta, hacía frío.

Lya Thompson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora