Capítulo 54

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— Dios — suspiré de dolor.

— Te quedan dos centímetros, cielo — dijo Susan, la enfermera.

— Que dolor — maldije.

— ¿Eres primeriza? — preguntó.

— No, ya tengo una niña. Pero es que vienen... dos — dije con dificultad al final.

— Qué bonito — susurró.

Bonito, mis ovarios.

— Disculpa, ¿me podrías decir quién hay en la sala de espera para mí? — pregunté. Ella asintió y se levantó. Al rato, volvió y me sonrió.

— Tienes una gran familia, eh. Hay una niña pequeña, un chico con la niña, una mujer mayor rubia y un hombre, otra mujer rubia, una chica con un bebe, una chica rubia y un chico con una niña pequeña y ya está — dijo. Estaban Elena, William, Nat, Jared, Ginger, Molly, Megara y mis padres.

— Creo que es hora del parto — dijo mirando los centímetros dilatados.

— ¿Quieres que entre alguien contigo? — me preguntó, — Sólo dos personas.

— Si, dile que entre... — pensé. Jared, si no hubieras sido tan idiota, — Elena y... ¿Pueden entrar niños pequeños? — negó, — Elena y Megara, y por favor dile a seguridad que echen a Melanie — dije.

— Vale. Te llevo y aviso — movió la camilla y me llevó al paritorio. Los dolores disminuían gracias a la preciosa epidural.

(...)

— Bien, cuando yo te diga, empuja — dijo la matrona.

— Tu puedes, hermanita — me apoyó Megara.

— Vamos princesa, se fuerte — dijo Elena.

— ¡Empuja, Lya! — gritó la matrona.

— ¡Ahhh! — grité al empujar, respiré y sentí el dolor más malo del mundo, otra vez.

— ¡Tu puedes, Lya! — gritó Elena. Apreté su mano y empujé de nuevo, lo más fuerte que pude.

Sentí algo salir de mi intimidad y paré.

— ¡Ha salido una cabeza, un poco más cielo! — dijo la matrona. Susan grababa todo desde la esquina.

— ¡Empuja! — gritó Megara emocionada.

— Tenemos uno, es precioso — dijo una enfermera limpiándolo.

— ¡Empuja de nuevo! — gritó la matrona. Empujé todo lo que pude y noté a Elena llorar con una sonrisa, Megara quitaba el sudor de mi frente con una toalla.

— Aquí está el otro — dijo la otra enfermera, me entregaron a mis gemelos y lloré. Eran idénticos y muy hermosos.

— Hola, soy mamá — sollocé.

— Señorita, debemos revisarlos y ponerles algo de ropa — dijo la enfermera. Se los di y sonreí. Sacaron la placenta mientras me limpiaban, y sin darme cuenta, mis ojos se cerraron.

NARRA ELENA

Lya se quedó durmiendo y abracé a Megara feliz.

— Debemos decirles a los demás — le dije, ella asintió y salimos. Nos quitamos el traje verde y fuimos a la sala de espera, donde estaban todos.

— Elena — me llamó Will.

— ¡Mami! — gritó Nat al verme. La abracé y cogí a mi pequeño en brazos.

— ¿Cómo está? — preguntó Jared.

— Muy bien, se quedó dormida. Los bebés son preciosos — dije sonriendo.

— Señores, pueden ver a Lya Thompson todos — dijo la enfermera que estaba antes grabando. Fuimos todos y entramos. Los bebés estaban en una incubadora y Lya los miraba con adoración.

— Lya — dijo Nat.

— Hola cielo, mira los bebés — dijo, Nat se asomó y sonrió.

— Cariño — dijo la madre de Lya.

— Hola mamá — saludó Lya. A su madre se le llenaron los ojos de lágrimas y Lya sonrió.

NARRA LYA

— Hola mamá — saludé a mi madre. Decidí dejar todo atrás y empezar de cero con mis padres.

— Hola papá — añadí.

— ¿Podemos abrazar a Molly? — asentí y Molly corrió a sus brazos.

— Mi preciosa nieta — susurró mi madre.

— Lya — oí a Jared y lo miré.

— ¿Podéis salir un momento? — les pregunté. Ellos asintieron y salieron todos.

— Lya...

— Jared — lo paré, — Se acabó, no hay nada, podrás vivir tu vida lejos de mí, sólo nos unirán los bebés.

— Fue un impulso, dios. No quería decirte nada de eso. ¡Por mi culpa, se te adelantó el parto! — dijo pasando sus manos por el pelo, cogí a un bebé que estaba a punto de llorar y le puse el pecho. Empezó a chupar y sonreí.

— Lya, no me hagas esto — dijo suplicando, él otro bebé empezó a llorar y Jared fue a cogerlo.

— Son preciosos — dije viendo sus gorritos azul y marrón, e ignoré todo lo que había dicho.

— Como Molly y tú — dijo Jared acariciando la mejilla de un bebé.

— Hola, venimos para que me digan los nombres de los bebes — dijo una enfermera.

— El primero se llamará Ian ¿no? — él asintió.

— Y el segundo Nicholas — dijo Jared.

— Gracias — dijo yéndose. Mis bebés estaban dormidos y Jared aprovechó para sacar una foto.

— Ian Black Thompson y Nick Black Thompson — dijo Jared sonriendo emocionado, — Molly ya es una Black.

— No te equivoques, Molly es mi hija, es Thompson — dije corrigiéndole.

Lya Thompson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora