— Dios — suspiré de dolor.
— Te quedan dos centímetros, cielo — dijo Susan, la enfermera.
— Que dolor — maldije.
— ¿Eres primeriza? — preguntó.
— No, ya tengo una niña. Pero es que vienen... dos — dije con dificultad al final.
— Qué bonito — susurró.
Bonito, mis ovarios.
— Disculpa, ¿me podrías decir quién hay en la sala de espera para mí? — pregunté. Ella asintió y se levantó. Al rato, volvió y me sonrió.
— Tienes una gran familia, eh. Hay una niña pequeña, un chico con la niña, una mujer mayor rubia y un hombre, otra mujer rubia, una chica con un bebe, una chica rubia y un chico con una niña pequeña y ya está — dijo. Estaban Elena, William, Nat, Jared, Ginger, Molly, Megara y mis padres.
— Creo que es hora del parto — dijo mirando los centímetros dilatados.
— ¿Quieres que entre alguien contigo? — me preguntó, — Sólo dos personas.
— Si, dile que entre... — pensé. Jared, si no hubieras sido tan idiota, — Elena y... ¿Pueden entrar niños pequeños? — negó, — Elena y Megara, y por favor dile a seguridad que echen a Melanie — dije.
— Vale. Te llevo y aviso — movió la camilla y me llevó al paritorio. Los dolores disminuían gracias a la preciosa epidural.
(...)
— Bien, cuando yo te diga, empuja — dijo la matrona.
— Tu puedes, hermanita — me apoyó Megara.
— Vamos princesa, se fuerte — dijo Elena.
— ¡Empuja, Lya! — gritó la matrona.
— ¡Ahhh! — grité al empujar, respiré y sentí el dolor más malo del mundo, otra vez.
— ¡Tu puedes, Lya! — gritó Elena. Apreté su mano y empujé de nuevo, lo más fuerte que pude.
Sentí algo salir de mi intimidad y paré.
— ¡Ha salido una cabeza, un poco más cielo! — dijo la matrona. Susan grababa todo desde la esquina.
— ¡Empuja! — gritó Megara emocionada.
— Tenemos uno, es precioso — dijo una enfermera limpiándolo.
— ¡Empuja de nuevo! — gritó la matrona. Empujé todo lo que pude y noté a Elena llorar con una sonrisa, Megara quitaba el sudor de mi frente con una toalla.
— Aquí está el otro — dijo la otra enfermera, me entregaron a mis gemelos y lloré. Eran idénticos y muy hermosos.
— Hola, soy mamá — sollocé.
— Señorita, debemos revisarlos y ponerles algo de ropa — dijo la enfermera. Se los di y sonreí. Sacaron la placenta mientras me limpiaban, y sin darme cuenta, mis ojos se cerraron.
NARRA ELENA
Lya se quedó durmiendo y abracé a Megara feliz.
— Debemos decirles a los demás — le dije, ella asintió y salimos. Nos quitamos el traje verde y fuimos a la sala de espera, donde estaban todos.
— Elena — me llamó Will.
— ¡Mami! — gritó Nat al verme. La abracé y cogí a mi pequeño en brazos.
— ¿Cómo está? — preguntó Jared.
— Muy bien, se quedó dormida. Los bebés son preciosos — dije sonriendo.
— Señores, pueden ver a Lya Thompson todos — dijo la enfermera que estaba antes grabando. Fuimos todos y entramos. Los bebés estaban en una incubadora y Lya los miraba con adoración.
— Lya — dijo Nat.
— Hola cielo, mira los bebés — dijo, Nat se asomó y sonrió.
— Cariño — dijo la madre de Lya.
— Hola mamá — saludó Lya. A su madre se le llenaron los ojos de lágrimas y Lya sonrió.
NARRA LYA
— Hola mamá — saludé a mi madre. Decidí dejar todo atrás y empezar de cero con mis padres.
— Hola papá — añadí.
— ¿Podemos abrazar a Molly? — asentí y Molly corrió a sus brazos.
— Mi preciosa nieta — susurró mi madre.
— Lya — oí a Jared y lo miré.
— ¿Podéis salir un momento? — les pregunté. Ellos asintieron y salieron todos.
— Lya...
— Jared — lo paré, — Se acabó, no hay nada, podrás vivir tu vida lejos de mí, sólo nos unirán los bebés.
— Fue un impulso, dios. No quería decirte nada de eso. ¡Por mi culpa, se te adelantó el parto! — dijo pasando sus manos por el pelo, cogí a un bebé que estaba a punto de llorar y le puse el pecho. Empezó a chupar y sonreí.
— Lya, no me hagas esto — dijo suplicando, él otro bebé empezó a llorar y Jared fue a cogerlo.
— Son preciosos — dije viendo sus gorritos azul y marrón, e ignoré todo lo que había dicho.
— Como Molly y tú — dijo Jared acariciando la mejilla de un bebé.
— Hola, venimos para que me digan los nombres de los bebes — dijo una enfermera.
— El primero se llamará Ian ¿no? — él asintió.
— Y el segundo Nicholas — dijo Jared.
— Gracias — dijo yéndose. Mis bebés estaban dormidos y Jared aprovechó para sacar una foto.
— Ian Black Thompson y Nick Black Thompson — dijo Jared sonriendo emocionado, — Molly ya es una Black.
— No te equivoques, Molly es mi hija, es Thompson — dije corrigiéndole.

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Lya Thompson
Roman d'amour- ¿Morirías por mi? Le dije en un acto de rebeldía. - ¿Morir? Es muy fácil, instantáneo. Viviría por ti, vivir es más complicado, es más nosotros.