MADRE DE LYA EN MULTIMEDIA (SUSAN)
Me había levantado temprano para hacerle el desayuno a Molly y Lya. Sólo estaba con unos pantalones ya que la calefacción estaba prendida.
— ¿Jared, estás ahí? —oí la voz dulce de Lya.
—En la cocina —dije en voz alta. La vi aparecer con una camiseta mía larga y su pelo desordenado.
— ¿Qué haces despierto tan temprano? Molly sigue durmiendo, y yo...bueno, estoy despierta —me dijo tallándose los ojos, sonreí y me acerqué. Alejé sus manos de su cara y me miró sonrojada.
—Decidí haceros el desayuno —le dije dándole un beso en la nariz. Rió suavemente y la agarré de la mano. La senté en la encimera haciendo que se le erizase la piel, —Cierra los ojos, preciosa —le susurré en su oído. Ella lo hizo y cogí un muffing de chocolate y pepitas de vainilla. Puse una mano en su rodilla y ella se tensó.
—Abre la boca —le pedí, ella lo hizo y cogí del muffing un poco de chocolate con el dedo, se lo puse en la boca y lo chupó.
Oh, mierda.
—Es un muffing de chocolate —afirmó más que preguntó. Reí y ella succionó mi dedo y besó lentamente, a lo que yo me quedé sin habla.
—Mierda —susurré. Oí su risa pero me di cuenta que ella tenía los ojos abiertos y yo los tenía cerrados.
— ¿Estás bien? —dijo ella burlona. Sonrió y la fulminé con la mirada, sólo conseguí que estallara a risas.
—Niñata —murmuré entre dientes y saliendo de la cocina.
— ¡Te escuché! —me gritó Lya. Entré donde dormía Molly y sonreí al verla abrazando con sus pequeñas manos a su osito.
—Pequeña —susurré tumbándome a su lado y acariciando su mejilla sonrojada. Ella hizo un ruido raro y sonreí, —Vamos despierta, Molly —le dije besando su mejilla. Ella abrió sus ojitos y sonrió al verme.
—Buenos días, princesa —le dije poniéndola sobre mi pecho desnudo, ella olía a algo malo, olía a...
Oh, no.
La cogí en brazos y fui a su cuarto. La dejé encima del cambiador, le quité el pañal y...
¡Premio!
— ¿Qué hiciste, pequeña traviesa? —le pregunté riendo, ella se sonrojó y rió. Limpié su parte íntima y le puse otro pañal nuevo con dificultad, estos aparatos eran para expertos. Le puse un pijama azul cielo y peiné su cabello castaño.
—Lista para desayunar —le dije. Ella estiró sus brazos y la cogí besando su frente. Salí al salón y vi que Lya no estaba. Dejé a Molly jugar con mi pelo y busqué a Lya.
— ¿Lya, donde estás? —pregunté chillando, no oí respuesta así que supe que se había escapado.
—Joder —maldije. A lo mejor necesitaba su espacio. Suspiré sin querer pensar más, cogí el biberón de Molly puse la televisión y le di el biberón a Molly. Ella se abrazó a mi pecho desnudo y me quedé viendo la televisión.
(...)
Miré la hora nervioso, y negué agitado.
—Joder —maldije de nuevo.
—Hijo, tranquilo, no debes ponerte así —me dijo mi madre con Molly en brazos. La había llamado porque estaba demasiado nervioso como para estar a solas con Molly.
—Mamá, lleva casi nueve horas en la calle o a saber dónde. Estoy furioso con ella ¿cómo mierda sale así sin decir nada? —grité furioso.
Mi madre bajó la cabeza y grité furioso. Fui a la habitación donde tenía cosas mías y rompí todo. Di puñetazos a la pared y rompí un armario junto con un cuadro. Grité y cogí mi sudadera ajustada. Me la puse y salí por la puerta de mi casa a pesar de los gritos de Ginger.
— ¡Lya! —grité a la nada, había corrido tres kilómetros y estaba exhausto. Estaba furioso con ella, más le valía no hablarme, ni tocarme.
— ¡LYA! —grite más lejos de donde estaba antes, oí sollozos y susurros. Me acerqué de donde provenían—un árbol—, vi una silueta y el cuerpo de Lya, como nueva y llorando.
—Lya —la llamé con frialdad. Ella me miró y se levantó quitando sus lágrimas. Trató de abrazarme pero me alejé. Empecé a andar pero ella no me siguió, — ¿Te vas a quedar toda la noche ahí? —pregunté con furia. Ella me siguió sin rechistar y volvimos de nuevo hasta el apartamento.
Ella suspiraba de vez en cuando, o sólo sollozaba pero yo seguía en mi muro de frialdad, había sido un error cambiar para ella. Abrí la puerta y mi madre la abrazó.
— ¿Cómo estás cariño? —le preguntó a Lya.
—Bien —dijo sonriendo. Se la habrá pasado bien mientras yo buscaba como un gilipollas.
—Jared —me llamó Lya.
— ¡Que! —grité alterado con frialdad. Ella retrocedió y tiré mi sudadera al suelo.
—N-nada —susurró, asentí y fui a la habitación donde había destrozado todo. Miré una foto y vi a lo que llamaba "novia" hace unos años, Daniela. Era la mujer que me utilizó, nunca quiso ser madre. Me confesó que abortó cuando la pillé con un hombre en su cama juntos.
Lágrimas de rabia salieron de mis ojos y grité fuerte, di puñetazos a la pared y rompí un trozo de madera.
— ¡Muérete maldita hija de puta! —grité furioso. La odiaba con todo mi ser. Golpeé todo lo que estaba a mi paso y las fotos, todas, las rompí en millones de pedacitos.
— ¡Jared para! —oí un grito. Me volteé furioso a esa persona y vi a Daniela. La vi estaba viéndome con esa sonrisa malvada y furioso.
— ¡CALLATE MALDITA ZORRA! ¡ASESINA! —le grité a Daniela, ella rió cínica y la cogí del cuello. La solté pero la cogí de las muñecas fuertemente. Seguía riendo, apreté y le grité en la cara mientras las lágrimas bajaban.
—Maté a tu hijo —oí su voz una y otra vez.
Maté a tu hijo.
Maté a tu hijo.
Cuatro palabras, una oración, que me rompió el alma. Oí su risa y la cogí del cuello, apreté.
—Muérete hija de puta —le dije pegando un puñetazo a la pared que estaba al lado de su cabeza.
— ¡JARED! —oí un grito proveniente de mi madre. Solté a Daniela y me calmé.
Volví mi vista a Daniela pero la chica que estaba en el suelo llorando y alejándose de mi no era ella.
Era Lya.
—Yo...—susurré mirando lo que había hecho. Le había pegado a una mujer, era igual a mi puto padre.
— ¿¡Me puedes explicar porque lo hiciste, Jared?! —me gritó Ginger.
—Yo...—susurré de nuevo. Lya estaba llorando en los brazos de mi madre. La miré una última vez y me fui de mi casa, con la sudadera y hecho una furia lagrimosa.
Debía alejarme de ellas.
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Lya Thompson
Romance- ¿Morirías por mi? Le dije en un acto de rebeldía. - ¿Morir? Es muy fácil, instantáneo. Viviría por ti, vivir es más complicado, es más nosotros.