Abrí los ojos y me removí un poco, Lya y yo estábamos durmiendo.
Miré el reloj: 12:38 AM.
Suspiré y miré a Lya, seguía abrazada a mi y se veía relajada. Empecé a acariciarle el pelo y empecé a dejar suaves besos por su rostro.
—Ojalá me regalases un niño —susurré poniendo mi mano en su vientre y besando su frente. Ella se removió y gimió de sueño.
—Tengo sueño, Jared —se quejó soñolienta, la besé y abrió sus ojos.
—Buenos días, nena —dije abrazándola.
—Hola —susurró durmiendo todavía, acarició mi pecho desnudo y sonreí.
— ¿Qué tal te encuentras? —dije masajeando su trasero. Ella sonrió y me apretó contra ella.
—Bien, creo que ya puedo andar —dijo.
—Me gustaría ver tu cicatriz —dije. Ella se tensó y lo noté.
—No, no —dijo levantándose despacio, fruncí el ceño y la imité.
— ¿Por qué? —pregunté.
—Porque... porque... no —dijo mirándome suplicante, asentí y la abracé.
—Ve a ducharte, nena. Iremos con Molly a un sitio especial —dije, ella asintió y se separó yéndose hacia el baño.
Oí la ducha encenderse y fui al cuarto de Molly. Ella estaba dormida, me acerqué lentamente y bajé la barra de la cuna.
—Hey, enana —dije moviéndola y quitando sus mantas, ella se removió,—Princesa —dije haciéndole cosquillas, ella soltó una risita y supe que estaba despierta,—Oh bueno, cómo estás durmiendo, tendré que llevar a otra niña a un sitio especial y divertido —dije de broma.
— ¡Papi desperté —gritó abriendo sus ojos azulados y mirándome con una sonrisa enorme.
—Entonces te llevaré a ti —dije cogiéndola en brazos y alzándola. Ella rió y la puse en el cambiador. Cogí unos jeans azules, una camiseta manga corta amarilla y unos deportivos de bebé rositas. Hice una coleta en su cabello y le eché perfume de bebé.
—Ve a llamar a mamá —le dije bajándola del cambiador y dejándola en el suelo.
— ¡Mami! —la oí gritar. Sonreí y la seguí, Lya la tenía abrazada. Estaban preciosas, Lya llevaba puesto unos jeans pitillo azules cielo, unos tacones altos de tacón aguja color negros, un crop-top de volantes rosa pastel y una coleta alta recogido con un coletero rosa igual. Llevaba en su mano una chaqueta negra de lana así que no tendría frío.
—Iré a cambiarme —dije pasando por su lado, sentí una nalgada y la ví mirándome pícara,—No juegues con fuego —le dije deshaciéndome de mis pantalones y bóxer. Ella tapó los ojos de Molly y reí. Me puse un bóxer nuevos, unos jeans beige, una playera azul y unos NB blancos con azul. Despeiné mi cabello y cogí mi chupa negra de cuero, me eché perfume de hombre y salí. Bajé abajo y vi a Lya hablando con alguien en la puerta. Molly jugaba en el salón, cogí en brazos a Molly y la puse en el cuello.
— ¿Lya vamos? —pregunté acomodando a Molly bien en mi cuello. Ella se giró y vi al gilipollas de ayer en la puerta.
—Si.
—Papi, ¿quién es? —preguntó Molly señalando a Brandon.
—Nadie importante —le susurré. Ella se acurrucó en mi cuello y Brandon me miró fulminante ignorando la presencia de mi pequeña.
—Vamos, Lya —le dije empezando a andar a la puerta. Ella salió y cerré detrás de mi.
—Amor, Lya, podemos volver a estar juntos, éramos felices, la... mocosa para él —me contuve de darle una buena hostia. Monté a Molly en su sillita y Lya subió.
— ¡Eh, niño bonito! Aléjate de ellas antes de que pase algo de lo que puedas arrepentirte —amenacé furioso, él tembló y se fue corriendo. Arranqué y empecé a conducir hacia el acuario.
— Poneos esto —les dije entregándoles unos pañuelos. Estacioné en el acuario nacional y aparqué. Me bajé del auto y bajé a Molly en brazos. Abrí la puerta de Lya y la ayudé a bajar. Entramos aún con ellas ciegas y paré donde habían peces de colores. Le quité el pañuelo a Molly y dio un grito de emoción. La bajé y corrió a la cristalera. Quité el de Lya y sonrió encantada.
—Es precioso, Jared —me dijo abrazándome. La abracé y sonreí.
—Pesheshitos —dijo Molly tocando la cristalera. Me acerqué y besé su mejilla.
—Si, cariño —sonrió Lya. Ella se agachó y me besó de nuevo.
—Iré al baño —avisó Lya.
— ¿Estás bien? —dije preocupado. Ella asintió y corrió al baño, tardó lo suyo pero volvió aunque
con una cara rara.— ¿Comemos en Pastalandy? —pregunté emocionado, siempre me gustó ese lugar.
— ¡Si! —gritó Molly. La cogí en brazos y besé la cabeza de Lya, salimos del acuario y fuimos a Pastalandy. Llegamos y Molly corrió adentro sin decir nada más. Se sentó en una mesa y Lya junto a ella.
—Iré a pedir —dije besando su mejilla, ella asintió y fui al mostrador. Había dos libres, una chica joven comiéndome con la mirada y un chico joven que se veía tímido.
—Hola —saludé al chico, él me miró nervioso.
—H-Hola, ¿qué desea pedir? —preguntó tartamudeando.
—Quiero un menú infantil y dos platos medianos de pasta italiana con salsa picante —dije mirando el cartel de comida.
—Bien, serían $30 —dijo sonriendo más tranquilo. El chico fue a ordenar el pedido y, ví a la chica acercarse y empezar a coquetearme.
—Guapo, ¿vas a comer todo eso tu solito —preguntó ella.
—No.
—Si quieres te acompaño, y ya el postre te lo do...—oí la voz dulce de mi novia interrumpiéndola.
—Amor, ¿te ayudo a llevar el pedido? —dijo poniendo una mano en mi pecho y pegándose a mi. Miré a mi chica y le di un beso corto.
—¡Oye, aquí hay niños, no se pueden besar! —gritó la chica furiosa.
—Tampoco se puede coquetear y lo hiciste —dijo Lya besando mi cuello cortamente. Reí y la chica se fue. El chico vino con su pedido y se sonrojó levemente viendo a Lya.
—Lya —la llamé, —Lleva esto, es el menú de Molly.
Cogí lo nuestro y le pagué al chico. Me senté con ellas y dejé los platos encima de la mesa.
—Papi rico —dijo Molly comiendo con ayuda de Lya.
—Me encanta cuando te pones en modo celosa —le susurré al oído a Lya, apreté su trasero por debajo y dio un respingo sonrojándose.
—Jared a-aquí no —susurró comiendo nerviosa.
—Vale, vale —dije riendo, y empezando a comer.

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Lya Thompson
Romance- ¿Morirías por mi? Le dije en un acto de rebeldía. - ¿Morir? Es muy fácil, instantáneo. Viviría por ti, vivir es más complicado, es más nosotros.