— ¿Llamaste ya a la policía? —preguntó Nicole, asentí y suspiré.
—Tranquilo hijo.
— ¿¡Cómo quieres que esté tranquilo si por mi maldita culpa ellas están así?! ¡Quiere matarlas y si se mueren ellas, yo voy detrás! —grité furioso.
— ¡Cálmate! —sentí un golpe en toda la nuca y me volteé para ver a mi hermana furiosa, — ¡La policía acaba de llegar!. —gritó, varios oficiales estaban mirándome.
—Hola, Jared Black —me presenté. Ellos estrecharon mi mano.
—Oficiales, David Hurts —señaló a su compañero, —Y yo Dean Maxwell —dijo sacando unas máquinas. Varios oficiales entraron detrás junto a un informático.
—Bien, explíquenos lo ocurrido.
—Ayer me llamó un número desconocido, lo cogí, y una voz masculina dijo que... —les conté todo y ellos conectaron mi móvil a un aparato junto a un portátil.
—Me dijo que me llamaría para saber donde entregaría el dinero.
—Es una estrategia, seguramente le pagarás y te matará en el acto —dijo el oficial Maxwell.
(...)
Habían pasado 24 horas y ya estaba desesperado. No habían encontrado nada y yo... no sabía qué hacer. Me sentía un puto impotente.
—Está llamando —dijo el informático, Warren. Corrí y antes de cogerlo, lo miré.
—Cógelo y hasta que yo no te diga no cuelgues —dijo, asentí y lo cogí.
— ¿Si?
—Hola Jarecito.
— ¿Que quieres ahora?
—Lya está conmigo en estos momentos, creo que tuvimos una buena sesión de sexo —oí un quejido, — ¡Cállate perra!
—No le pegues, por favor. Haré lo que quieras pero no las toques, a ninguna.
—Oh, qué bonito. Me habéis conmovido, te dejaré un minuto con ella —oí unos ruidos y quejidos, —¡Habla!
—Lya —susurré. El informático asintió para que pudiera seguir hablando.
—J-Jared, lo siento... —susurró, no se oía casi y notaba dolor en su voz, —Te quiero.
—Te rescataré, Lya. Por favor, mantén la calma, cuida a nuestro bebé, por favor —susurré preso de las lágrimas.
—Te amo —susurró, — ¡Qué bonito, chicos! Lástima que no haya final feliz en este cuento.
—Dónde y cuándo.
—Mañana, a las una de la tarde. En el polígono de al lado de la casa abandonada de Home Street —dijo.
—Bien —el informático me hizo una seña para que colgase, y así lo hice.
—Se encuentra en la antigua fábrica de plásticos a unos kilómetros de aquí. Más o menos unos... 18 kilómetros, está cerca —dijo.
—Atacaremos hoy, no esperáremos a otra muerte. Hurts pide refuerzos y que vengan los antidisturbios —ordenó Maxwell.
—Yo voy —dije decidido.
—Tú no —ordenó, —Es peligroso.
— Iré quiera usted o no, mis hijos y mi novia están ahí, a la merced de un hijo de puta, tenga por seguro que iré.
— Bien, aquí tienes —me tendió un arma y fuimos a la furgoneta policial.
(...)
Habíamos llegado al almacén donde estaban Lya y Molly.
—Entrad la mitad por detrás y la otra por delante. Tu quédate con esto —dijo extendiéndome un Walkie. Lo cogí y me puse un chaleco antibalas y encima una chaqueta.
—Entraremos por donde la metieron, mediante una entrada lateral. Si la encuentras avísame, y yo haré lo mismo. Tú a por la niña, yo a por tu novia —dijo, asentí y empezamos a andar por dentro.
—Maxwell —él me miró, —Gracias —dije entrando por la lateral con él. Nos separamos y caminé en silencio. Vi a alguien hablar con una mujer.
—La mataré, me quitó a Jary —dijo ¿Melania? Se acabó, apunté y disparé con él silenciador a ella, cayó muerta y después disparé al hijo de perra que se encontraba con ella.
Fui abriendo habitación por habitación hasta llegar a la última.
Molly, estaba allí.
—Pequeña —susurré, cogí el Walkie y lo encendí.
—La tengo Maxwell —dije mirando hacia atrás.
—Y yo también, se encuentra mal y... tienes que verla —dijo al otro lado.
—Nos vemos fuera —dije guardando el Walkie, cogí en brazos a Molly y la abracé. Salí mirando a todos lados de ese almacén y vi a Nicole y Allen esperándome en el coche patrulla. Le entregué al bebé y les dejé una pistola.
—Allen, te dejo a cargo, cuídala cómo a tu propia vida —dije cerrando la puerta con seguro. Volví dentro y empecé a oír disparos y gritos. Vi a los antidisturbios disparar bruscamente y entré abriendo las puertas.
Brandon y cuatro policías disparando.
—Hijo de puta —dije golpeando su cabeza con mi pistola.
— ¡Quedan dos! —gritó un policía saliendo, sentí un dolor en mi estómago y vi que había un hombre delante de mí. Me disparó de nuevo y grité de dolor falsamente, dolía joder, pero no tanto. Le disparé y pegué un tiro en la cabeza de Brandon.
—Sal fuera —dijo un antidisturbios. Salí del almacén y sentí un pinchazo en mi brazo, otro disparo. Grité de dolor y me apreté el brazo.
— ¡JARED! —gritó Maxwell, allí estaba Lya metida en una ambulancia y siendo atendida.
—Subo también. ¡Allen cuídalas! —grité fuerte. Entré en la ambulancia y cogí la mano fría de Lya. Estaba pálida, y su cuerpo estaba muy bestialmente golpeado.
—Te pondré esto, voltéate un poco —dijo un paramédico. Lo hice y me vendó el brazo tras ponerme una inyección.
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Lya Thompson
Romance- ¿Morirías por mi? Le dije en un acto de rebeldía. - ¿Morir? Es muy fácil, instantáneo. Viviría por ti, vivir es más complicado, es más nosotros.