Capítulo 47

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Cinco meses después...

Dios, que tortura.

Estaba gorda, hinchada, bipolar y... hecha un asco. Jared aguantaba lo que podía y yo era una llorona prácticamente.

— ¿Amor, por qué lloras ahora? —preguntó Jared cuando entró por la puerta.

—No lo sé, soy una ballena —dije sollozando y acariciando mí barriga bastante grande para cinco meses.

—Estás perfec-

— ¡No mientas! ¡No lo hagas para que me sienta bien! —grité un poco harta del siempre "nena, estas perfecta tal y cómo estas". ¿Se pensaba que era idiota?

—No t-

—Sí, lo haces —dije saliendo de la habitación.

—Lya —me llamó. Salí de casa dando un portazo y caminé hasta la casa de Elena. Bueno, no era suya pero vivía allí con William.

— ¿Lya, que haces aquí? —preguntó Will al abrirme.

— ¿Está Elena? —pregunté tratando de no llorar.

—Sí, sí, pasa —dijo haciéndose a un lado. Elena estaba en el sofá viendo la televisión.

—Lya que pa-

—No puedo más, esto es insoportable. No aguanto más, Jared enseguida me va a mandar bien lejos por siempre pedirle antojos a las dos de la mañana, llorar y gritarle —sollocé abrazándola de golpe.

—Oh Dios, las hormonas —dijo ella sentándose conmigo.

—No puedo, Elena.

—Cariño, yo no pasé por tanto, pero era mi primer hijo. ¿Cuándo tienes cita para saber su sexo? —preguntó acariciando mi vientre.

—H-Hoy en una hora —dije, ella asintió y subió arriba. Bajó minutos después con un vestido floreado y unas sandalias marrones.

—Póntelo.- dijo, limpié las lágrimas y lo cogí. Fui al baño y me lo puse, me quedaba perfecto.

Salí y la vi hablar con alguien.

—Sí, está aquí... Sabes que es diferente... Joder, Jared eres increíble macho... Idiota —colgó.

—Elena —la llamé. Ella volteó la cabeza y sonrió.

—Te queda perfecto, vamos —dijo cogiendo las llaves. Salimos de casa y fuimos caminando al hospital donde estaba el ginecólogo que llevaba mi embarazo.

Entramos y fuimos a la planta de Ginecología. Me senté en el asiento y oí mi móvil sonar. Lo miré, Jared.

— ¿Si? —contesté normal.

Lya, ¿dónde estás?

—En el Hospital.

— ¿¡Qué?! ¿Le pasó al bebé o peor aún, a ti? —preguntó alterado.

—No, tranquilo. Es sólo para saber el sexo, amor.

— ¿No me lo dijiste?

—Lo sé, perdón...

Ya me dirás lo que es en casa. Te amo nena, adiós dijo.

—Te amo, guapo —dije sonriendo y colgando.

—Lya Thompson a la consulta de la doctora —ordenó la voz de un enfermero.

—Ya voy —avisé levantándome a la vez que Elena. Entramos y la doctora Jenner nos regaló una hermosa sonrisa.

—Bienvenidas —dijo, —Bien, Lya a la camilla —dijo, asentí y me subí con la ayuda de Elena. La doctora me subió la camiseta, echó la crema pegajosa en mi estómago y empezó a enchufar las máquinas.

—Espera, hay un pequeño problemilla —dijo moviendo el aparato en mi vientre. Fruncí el ceño y miré a la doctora. Ésta echó más crema en mi estómago y chistó la lengua.

— ¿Qué es eso? —dije al ver una cosa rara en el ecógrafo.

—Oh Dios —susurró Elena.

— ¿Qué ocurre? ¿Qué le pasa a mi bebé? —pregunté alterada.

—Son dos —dijo la doctora sonriendo impresionada.

— ¿D-Dos bebés? ¿Gemelos? ¿Mellizos? —pregunté nerviosa.

—Sí, dos. Son... —se fijó un momento en la pantalla, —Gemelos, niños, los dos —dijo ella sacando tres fotos.

Dos bebés, no uno, sino dos y con Molly tres.

—Madre mía —dije llorando.

—Lya ¿qué pasa?

—Son tres, Molly y ellos —dije tratando de tranquilizarme. Me limpié la barriga con un papel higiénico, y con algunas indicaciones nuevas, nos fuimos.

(...)

—Son gemelos —le informé a Jared sin pensarlo. Estaba sentado en el sofá con Molly a su lado, y al oírme giro su cabeza de golpe.

— ¿Gemelos? Oh, mierda. ¡Es increíble, Lya!

—Si —susurré sonriendo mientras me acercaba a su lado.

—Ey, ¿qué ocurre? —preguntó frunciendo el ceño.

—Serán tres.

— ¿Y? Vas a ser la mejor mami del mundo, estoy seguro.

Lya Thompson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora