Capítulo 25

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Los rayos del sol entraron por el ventanal.

Abrí mis ojos y me topé con los hermosos ojos de Jared sonriéndome.

—Buenos días —susurré, él me iba a besar pero me aparté, —Aliento mañanero —me excusé soñolienta.

—Me da igual, boba —me dijo acercándose, me levanté y él me imitó. Me sonrojé al ver que estaba con mis braguitas solamente. Él rió y corrí al baño.

— ¿Qué hora es? —pregunté lavándome los dientes.

—Las once de la mañana —respondió.

—Vamos a vestirnos y no sé, ya veremos que hacemos —le dije volteándome. Envolví mis brazos en su cuello y lo besé lentamente.

—Vamos —beso, —A —beso, —Vestirnos —dijo besándome. Asentí y salimos del baño. Abrí el armario donde había ropa de Elena para mí.

—Hace frío, cariño —me dijo cogiendo unos jeans ajustados, asentí y pensé que ponerme. Unos jeans pitillo color negro, una camiseta fina blanca, una bufanda granate y unos botines de tacón alto negros.

Recogí mi cabello en una trenza francesa y me maquillé levemente.

— ¡Mami! —oí la voz de mi pequeña en la puerta. Me giré y estaba de la mano de Jared, que iba con unos jeans ajustados color militar, un suéter blanco y unas deportivas negras.

—Mi pequeña —le dije abriendo mis brazos.

—Corre con mamá, pequeña —le dijo Jared soltándole la manita. Ella corrió hacia mí de manera torpe, y me abrazó.

—Mami —murmuró besando mi mejilla. Sonreí y fui con Jared, que me abrazó y salimos a la cocina.

¿Por qué estaba Marla?

—Hola —saludamos Jared y yo al unísono. Ella se volteó y miró a mi hija.

—Quería hablar con Lya y Jared —nos dijo, asentimos y Jared cogió a Molly de la mano.

—Hable —le dije amablemente.

—Quería disculparme por mi hija, por todo lo de la comida. Ella es demasiado caprichosa y no piensa en nadie. Siento mucho su acosamiento hacia ti Jared y su odio hacia Lya. De verdad, perdón —dijo Marla con ojos de culpabilidad.

—Tranquila, no se preocupe —le dije abrazándola suavemente.

—Bueno, yo ya me voy, adiós —se despidió Marla saliendo por la puerta de casa. Me giré a Jared y sonrió travieso.

—Vamos a desayunar con mami —le dijo Jared a Molly, quien asintió y se bajó de sus brazos. Entre Jared y yo hicimos el pequeño desayuno y lo llevamos a la mesa, donde estaban Ginger y Molly jugando.

—Mami y papi —nos señaló mi pequeña, Jared sonrió y fue hacia ella, —Abela —señaló a Ginger.

—Sí, mi amor —le dije sentándome al lado de Jared.

— ¿Te sientas con papá? —preguntó Jared haciéndole cosquillas suaves a Molly. Ella asintió. Jared la puso en sus piernas y besó su cabeza.

—Iré al baño —avisó Jared. Asentí y oí el teléfono móvil desde la habitación así que corrí a por él. Era el de Jared. Un mensaje.

"Jared, soy Lucía. Espero que nos volvamos a ver, te echo de menos amor."

Mi corazón se rompió, ¿quién era Lucía? Fui tan ingenua. Borré el mensaje y volví a la mesa ignorando las millones de lágrimas que querían escapar.

—Cariño, ¿quien fue quien llamó al móvil? —me preguntó Jared al volver del baño.

—Fue publicidad —respondí normal. Seguí comiendo y pensando en que haría. Ellos hablaban y mi pequeña se veía feliz. Terminamos de comer y subí arriba sin decir nada. Recogí nuestras cosas y las metí en una pequeña maleta que había por allí.

—Lya, ¿qué haces? —oí la voz de Jared, me levanté y lo miré con una sonrisa falsa.

—Volveremos a casa, es que no me siento muy cómoda aquí —le dije cortante. Él asintió y se encogió de hombros.

—Iré por Molly —me dio un corto beso en los labios y se fue.

¡Maldito mentiroso!

Recogí todo y bajé abajo, allí estaba Ginger.

— ¿Qué ha pasado? —Preguntó, —Se que ha pasado algo entre vosotros —negué y suspiró, —Bueno, ya nos veremos, chicos —nos dijo ya que Jared había bajado.

Salimos por la puerta, no sin antes darle un beso en la mejilla a Ginger, y nos montamos en el coche.

Condujo en un silencio incómodo hasta que llegamos. Cogí las maletas y las subí a la pent-house. Abrí la puerta con las llaves de Jared y entré casi corriendo.

— ¿Qué te pasa, Lya? —preguntó Jared de manera hostil.

—Nada, estoy cansada —le dije con voz rara.

—Sí, claro —dijo con sarcasmo. Esto me dolía, tener que hablarle así pero era la única forma. Me cambié de ropa por un jeans rasgado azul claro ceñido, una camiseta vieja roja y mis botas calientes -como zapatillas- marrones.

Bajé abajo y vi a Molly sola.

— ¿Donde está papa? —la cogí en brazos y le puse sus dibujos en la televisión. Vi una nota en la cocina, la cogí entre mis dedos.

"Salí un rato, volveré tarde. Jared."

Sin un "te quiero", estaba claro que iba con esa tal Lucía y me hervía la sangre. Pensaba salir con Molly y eso es lo que haré, cogí mi móvil y mandé un mensaje a Elena.

"En 5 en el parque de enfrente de tu casa"

Envíe el mensaje y cogí a Molly. Le puse una chaqueta de lana para que estuviera calentita y salimos. Andamos entre bromas y risas hasta ese parque donde me esperaba Elena confundida.

Lya Thompson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora