— ¿Brandon?
—Lya —susurró el imbécil, —Me enteré que estuviste en el hospital y quise ir a verte. Me dijeron que te habían dado el alta y pues... encontré tu dirección y aquí estoy
— ¿Qué haces aquí? —preguntó Lya con un hilo de voz.
—Quiero volver, ¿abortaste no? Que buena elección, fantástica. Ahora podemos volver a ser felices y olvidarnos de la mocosa que...—mi puño conectó con su cara.
—Cabrón —maldijé por lo bajo.
— ¿Tú quien eres, gilipollas?
—Mami —oí un sollozo, y me giré. Molly nos miraba entre lágrimas en los brazos de Rachel.
—Lya, llévatela —dije, ella asintió y se fue con Molly, —Mira niño bonito, Lya es mi mujer y ¡no abortó! Así que te vas, o te vas —dije furioso.
—Me da igual la mocosa y Lya más, sólo quería un buen polvo, adiós —dijo yéndose y devolviéndome el golpe. Él salió corriendo y Allen me sujetó.
—Dios mío —susurró Rachel. La sangre me caía por mi nariz a chorros.
—Ya está, bebé —oí susurrar a Lya. Me asomé y la vi mecer a Molly.
— Lya —ella me miró y dejó a Molly en la cama, —Tranquila, ya se fue. Ayúdame a curar esto —señalé mi nariz.
—Lo siento, Jared —dijo cogiendo mi mano. Me senté en el inodoro y me curó con cuidado la sangre hasta que cesó.
—Papi —oí decir a Molly. Me levanté y di un corto beso a los labios de Lya. Me sonrió dulcemente y fui hacia Molly.
—Te quiero, pequeña —susurré besando su cabecita, —No dejaré que os hagan daño —dije abrazándola.
—Iré a decir que se vayan —dijo Lya.
—No —sentencie, —Iré yo, quédate —dije levantándome. Ella asintió y la cogí del brazo antes de que se fuera. Quité su camiseta y sus jeans. Ella se sonrojó y aparté sus zapatos. Quité mi camiseta y se la puse.
—Lista, ahora túmbate —dije saliendo por la puerta. Bajé abajo y estaban todos sentados.
— ¿Cómo está Lya? —preguntó Rachel.
—Está bien, Molly sólo estaba llorando. Ahora os pido que os vayáis, no quiero mucho ajetreo con ellas —dije suspirando. Mi madre me abrazó y se fue. Todos se fueron, me fui a la cocina y bebí un vaso de agua. Cerré las puertas y volví arriba.
Ellas estaban durmiendo. Cogí en brazos a Molly y la llevé a su cuna. La arropé y volví con Lya, me quité el pantalón y me puse el pijama —sólo era un pantalón— y me tumbé a su lado. La abracé y ella puso sus manos en mi pecho fornido. Cerré los ojos y besé su frente.
—Buenas noches, princesa —susurré durmiendome.
ESTÁS LEYENDO
Lya Thompson
Romance- ¿Morirías por mi? Le dije en un acto de rebeldía. - ¿Morir? Es muy fácil, instantáneo. Viviría por ti, vivir es más complicado, es más nosotros.