CAPÍTULO 7

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Estamos con Tiago sentados en la sala, mirando una película de acción—las favoritas de el— aunque al principio me pareció tonta, ahora no me quiero despegar del sofá para hacer mas palomitas.

Aunque mi hermano ya me dijo el final de la película sigue siendo entretenida.

El poder de la televisión.

Mi hermano está acostado en el sofá largo mientras yo me encuentro solo a un borde, con sus pies encima de mis muslos. Las luces están apagadas, pues es de noche ya y todo se ve mejor cuando es a oscuras.

Tocan el timbre, mierda. Me había olvidado que había encargado una pizza para comer, por dos razones. No tengo ganas de cocinar, y porqué aún no fui al supermercado.

—Arriba de la mesa hay plata ve atender tu—le digo a mi hermano que chista.

—Tu eres la mayor, ve—me levanto de mala gana haciendo que sus pies caigan al suelo. Por idiota. El se queja pero se vuelve acomodar.

Agarro el dinero que ya tenía guardada para esto, y abro la puerta. Un chico aparece con gruesos lentes, y acné. Hago una mueca solo al recordar todo lo que sufrí teniendo aquello.

—Hola, ¿Usted encargo una pizza?

—Si, ¿Cuánto es? — me dice el precio y le doy los billetes, le agradezco y cierro la puerta. A mi hermano le brillan los ojos cuando dejo la caja llena de pizza en la mesa frente a la televisión. Estoy por apunto de sentarme a disfrutar el delicioso queso cuando el timbre suena nuevamente. Camino con pereza— Si me diste mal el cambio, guárdalo para… —me callo al ver al hombre que esta frente a mi.

Ya no es ese chico, ahora es un rubio de ojos azules.

—¿Qué haces aquí? —pregunto saliendo de la casa y cerrando la puerta detrás de mi. Mi hermano debe estar muy ocupado comiendo para darse cuenta que salí.

—Necesito un favor.

—¿No me podías haber mandado mensaje? En fin, ¿Qué quieres? —hablo casi en un susurro.

—Mañana mi padre y yo debemos viajar. Y como es sábado, se que no trabajas, y si es así pide descanso. En fin, confió en ti para que cuides a mi hermana, al final de cuentas tu cuidas a un niño.

Levanto una ceja—No soy niñera, chau—trato de darme vuelta pero me agarra del antebrazo— Deja de tomarme de esa manera.

Me suelto bruscamente.

—Mira…mi hermana es complicada,—ya se parecen en algo—y se que se llevará bien contigo. Así que hazme ese favor, solo hasta la noche.

Bueno…muero de ganas por conocer a la heredera del imperio Marchetti. ¿Pero cuidar a una mañosa? No lo se. Seguramente hasta asco le da en la forma que vivo. Ya que desde chiquita tuvo cuna de oro.

Dudo, pero acepto—Esta bien. Tráela pero lo hago por ella, no por ti, que quede claro.

Pone los ojos en blancos—no me importa. Mientras controles a esa niña esta bien. Mañana paso—y sin mas se da vuelta.

Pero a medio camino frena y me mira. Se gira y comienza a caminar de prisa hasta donde me encuentro. Desprevenida me toma del cuello y me atrae a su rostro pero en el momento que nuestros labios rozan logro girar mi cabeza.

—Lo siento— susurro y quito su mano de mi cuello— No me beso con mis ligues.

Él endereza la espalda y se aleja.

—Nos vemos, señorita Mullins.

Se da media vuelta completamente tenso, Malek me saluda sacudiendo su mano y le devuelvo el saludo provocando una sonrisa.

Piacere (+18) © [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora