CAPÍTULO 42

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«Respira, todo esta bien»

«Puedes con esto»

Me repito en mi mente mientras bajo del auto. Estoy sola, en el río, en el lugar donde comenzó este juego. Donde fue nuestro primer beso, donde debe quedar el final.

Camino con mis sandalias por la arena, los granitos se me meten entre los dedos haciéndome cosquillas pero decido ignorar todo aquello, y camino hasta el hombre que me espera sentado en el pasto, tiene dos botellas de alcohol a su lado.

Llego a su lado, y nadie de los dos dice nada, ni siquiera cuando me siento a su lado. Destapa una botella y me tiende, la rechazo, prefiero estar sobria y mirar como el agua choca entre sí.

La brisa es fresca, el agua no llega a nosotros, pero tengo la sensación que sí miro al hombre que tengo al lado, tiene una barba cubriendo sus mejillas, su cabello esta mojado, y su torso también, lo que me indica que se metió al agua. Tiene el pantalón mojado, y las piernas estiradas hacia adelante.

—Feliz año nuevo— me mira, nuestros ojos conectan, y aparto la mirada.

—Feliz año nuevo— susurro llevando mis piernas hacia mi pecho. Sintiéndome pequeña.

—Tenia que hacer cosas— murmura de la nada, esas palabras se ganan mi atención, y lo miro para que siga hablando— por eso no fui al club. Tenia que hacer otras cosas.

—Dime la verdad— lo miro— ¿Estuviste con otra, verdad?

Mira al frente, y asiente lentamente, haciendo que algo en mi interior caiga. Sin embargo, me trago el nudo, levanto el mentón, y finjo que eso no me dolió, porque tengo otra herida que curar, no voy a perder el tiempo intentando entender sus acciones, cuando claramente me dejó en claro que siempre que le aparezca una vagina, el ira por ella, sin pensar en mi.

—Esta bien— me encojo de hombros —lo supuse.

—¿Eh?

—No es la primera vez que lo haces— suspiro— siempre pensarás en ti, y en tu placer. Siempre me dijiste que debía llegar puntual, siempre lo hacia, tu no llegabas. Y no lo hacías, porque estabas con otra. Y lo entiendo.

El me analiza, debo mirar al frente para que no note como la barbilla me quiere comenzar a temblar, o como aprieto mis uñas en mis piernas. Todo, para no sentir dolor emocionalmente.

Miro la luna, buscando las respuestas que necesito, quiero preguntarle miles de cosas, pero se perfectamente que ninguna me responderá con la verdad.

—¿Con quién fue? —pregunto en un susurro.

—Con la empleada—murmura, y asiento— Esto…nosotros…

—No hay un nosotros— le recuerdo, el tensa la mandíbula pero asiente— y esto, se acabo. El trato se debía terminar cuando yo firme el contrato y ya lo firme, ya se acabo.

—Pero dijiste…

—Solo mantendremos la relación, empleada-jefe. Nada mas que eso, porque si seguimos viéndonos— trago grueso— seguirás dañándome. Y no quiero eso.

—¿Dañándote? —pregunta irritado y asiento.

—Si, solo me dañas— lo miro fijamente, dejando que nuestros ojos se conecten— Nunca pensarás en mi, y no quiero que esta amistad, se convierta en algo más. Por eso, solo debemos procurarnos que la relación sea…

—Empleada- jefe—repite y asiento.

—Exacto —susurro.

—¿Tu crees que lo permitiré? —frunzo el ceño.

Piacere (+18) © [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora