CAPÍTULO 51

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Llegamos a una casa de dos pisos, hace casi una hora aterrizamos y nos hemos demorado muchísimo en el aeropuerto. Está de más decir que la casa de los Marchetti queda bastante lejos, cuando llegamos a la mansión ocupa mucho lugar en la calle. Tiene un jardín enorme, y en la verja esta la letra “M” . Cuando bajo de la camioneta, me tomo unos minutos para detallar todo el lugar.

El césped es verde, frente a la casa hay una gran piscina, lo que se me hace raro que no se encuentre detrás de la casa. También hay una gran arboleda cortado en letra “M” Según por lo que Astrid me conto, ellos son muy conocidos acá en Italia, mas que en Argentina.

Así que sin más, junto a los gritos efusivos de Astrid, entro a la casa. Tiago mira todo con tanta felicidad, que sus ojos negros brillan.

La mansión es enorme. Se podría decir que todo el terreno abarca más metros de lo que me gustaría admitir. Todo es color blanco, y comienzo a pensar que esta familia tiene una obsesión con las casas que están decoradas de ese color.

—¡Cass! —gritan a mis espaldas, me doy vuelta Encontrándome con Javier.

—¡Hola! —digo dejando mi bolso en el suelo y acercándome a el. Me abraza con tanta fuerza, transmitiendo cariño. Me da un beso en cada mejilla

—¿Cómo estuvo el vuelo?

Estaba por responder a la pregunta, pero Tiago se me adelanto— Bien, pero a Cass le da miedo las alturas.

Lo miro—no es verdad, solo estaba nerviosa— el rueda los ojos, volviendo hablar con Astrid. Miro a Javier—estuvo interesante. Muy buena vista desde arriba.

Miento, obviamente ni siquiera me animaba a ver por la ventana, sentía que si veía una de las alas, se iba a romper, o algo peor. Así que preferí mirar como la pareja cerca nuestro se devoran entre besos.

—Me alegro, querida—coloco una mano en mi hombro— pues…bienvenida a Italia.

Sonrío —gracias, no sabes lo que significa estar aquí…es algo que jamás creí poder hacer.

—En la vida suceden cosas inesperadas, ¿O no?

—estoy de acuerdo—le sonrío.

—¿Y Leonardo?— me atrevo a preguntar.

Está mañana cuando nos encontramos en el aeropuerto Astrid me había comentando que Leonardo tuvo que tomar jet privado ya que debía estar en la oficina a primera hora. No estaba enterada de eso.

—En la empresa. Está teniendo una reunión con unos socios de Japón— me comenta—Bueno, justo ahora tengo una reunión, y se me hace tarde. Estas en tu casa, así que, ponte cómoda.

—Nos vemos—me despido con un gesto de mano, y lo veo salir acompañado de un señor.

Giro sobre mi propio eje, viendo el lugar completo, los chicos no se donde se fueron, así que decido subir escaleras arriba. El candelabro del techo, es enorme, y el decorado de la barandilla también. Llego al segundo piso, y me encuentro con un pasillo lleno de puertas.

¿Dónde estará el baño? Me pregunto a mi misma, comienzo a caminar por todo el lugar, y decido entrar a la ultima. La abro, y sorpresa, no es el baño. Es una habitación.

Decido entrar, y veo otra puerta al lado del clóset, corro hasta el lugar, y la abro, Encontrándome con un baño blanco, enorme, y elegante. Hago mis necesidades procurando no ensuciar nada, aunque me quedo sentada en el inodoro apreciando las vistas.

Salgo del baño, y cierro la puerta. Voy hasta la cama del lugar, y miro en la mesita de luz. Hay un niño de aproximadamente diez años mordiendo un pastel, a su lado esta Javier, y una señora de cabello rubio sumamente brilloso. «su madre» miro la foto de al lado, y hay otra donde un adolescente rubio con brackets, sostiene a una bebe de cabello negro, «Leo y Astrid» así que esta habitación es del rubio.

Piacere (+18) © [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora