CAPITULO 23

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—Tengo que comenzar a estudiar— murmuro mientras Leonardo me devora la boca.

—Hmm, no, estamos bien así— me aprieta mas contra su cuerpo y es increíble como no se queja de mi peso.

Se que soy bastante delgada pero algunas veces mi cabeza me engaña y cree que soy muy pesada para estar encima de una persona.

—Leo…voy a reprobar— me alejo y él suspira.

—Eres una aburrida.

—Soy responsable— le corrijo y el se apoya de sus codos en la cama para verme caminar hasta mi escritorio y recoger los libros y cuadernos— ¿Vas a ayudarme o vas a quedarte mirando como estudio?

—Te voy a ayudar, pero solo un poco— me quita un libro.

Pasamos la siguiente media hora estudiando, Leonardo me explica con sus palabras los textos así los entiendo más rápido. En un momento me quedo callada viendo leer para después darme un resumen. Se ve tan sexi con el pecho al aire libre, y los pantalones ceñidos en sus piernas.

—¿Te puedo preguntar algo? —hablo cuando esta por abrir la boca.

—Si es sobre la materia si, sino no.

—Es una pregunta muy sencilla— hago un puchero.

Suelta un suspiro.

—¿Qué?

—¿Qué se sintió estar enamorado? —noto como se tensa, y se sienta en la cama.

—¿Por qué quieres saberlo?

Me encojo de hombros —Nunca me enamoré, bueno, no tanto para decir, «Te amo» por eso quiero saber que se sintió o se siente.

—No voy hablar de eso.

Bufo—¿Por qué no? No te estoy diciendo que me hables de tu relación pasada…

—Cass...

—…solamente quiero saber que se sintió…

—Cass…

—…lo que se siente estar enamorado…

—¡Cassandra!— me callo cuando cierra el libro de golpe— Basta.

—Yo…

—Termina de estudiar sola. Tengo otras cosas que hacer— se levanta y recoge su camisa.

—No, espera. No era mi intención hacerte sentir incómodo.

—No lo estoy.

Pero claro que se nota que lo está. Sus músculos están completamente tensos.

—Hey— me abrazo a su espalda y el vuelve a tensarse— perdón. No debí preguntar eso.

—No va por la pregunta— se gira y me abraza. Deja su mentón apoyado en mi cabeza y yo inhalo su aroma— Simplemente te había dicho no y seguías insistiendo. Aprende a respetar las decisiones.

—Lo se. Lo siento.

Me disculpo nuevamente.

El me toma del mentón y levanta mi cabeza, une nuestros labios y le sujeta las mejillas aclamando más.

—Vamos a tumbarnos un ratito, estoy cansado— me sorprende bastante, pero asiento.

Intento volver a la cama, pero recuerdo algo—¿Tienes una corbata?

—¿Para que? ¿Quieres que te amarre a la cama? —en sus labios se forma una sonrisa pícara, pero me mantengo seria, aunque en el fondo quiera decirle que varias veces se me cruzo por la cabeza esa escena—Bien, en el bolsillo de mi pantalón.

Piacere (+18) © [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora