Leonardo Marchetti
Intento concentrarme en leer el contrato, pero mi cabeza no esta en este lugar, no aquí, anda divagando en la castaña que hace unas horas salió de mi oficina.
Su dolor se sentía a miles de kilómetros, su voz rasposa eran como balas atravesando mi pecho, solamente el saber que por mi culpa esta sufriendo me mata, pero no hay nada que pueda hacer, debe salir de mi vida para ser feliz, y yo no le voy a poner peros para que no lo haga.
Por los momentos buenos vividos, necesito que se aleje de mi, que solo sostengamos una relación de jefe-empleada.
Alguien entra sin tocar y no me sorprende ver a Astrid, aun esta enojada, pero como no tiene otra cosa que hacer, viene a joderme la existencia a mi.
—¿Qué?—pregunto cuando me queda viendo fijamente.
—¿Sabes donde esta, Cass?— mira su celular— Tiago me esta diciendo que desde las diez de la mañana desapareció, y Leo…—me mira y veo como traga grueso— son las cinco de la tarde.
Joder, tanto tiempo estuve encerrado en esta cuatro paredes.
—¿Y? ¿Qué tengo que ver yo?— trato de restarle importancia, pero en el fondo si me interesa saber donde se encuentra esa maldita castaña, dueña de mis pensamientos.
—¿Y si le pasó algo?— comienza a caminar de una punta a otra— ¿Qué haremos? No, ¿Qué hará, Tiago? ¡Oh dios! ¿Por qué tengo una mala sensación? —me mira—Hay que buscarla, ya.
—Ve, tu—vuelvo mi vista a mi computadora— yo estoy muy ocupado.
—¡Leonardo por dios!— se exaspera— deja de ser un puto maldito, y vamos a buscarla, ¡Ya!
Me levanto, porque se que Astrid puede ser muy impredecible, y podría hacer algo sumamente malo para que vaya, así que decido ir por las buenas, y no poner peros. Además que estoy tratando de recuperar nuestra relación.
Salimos del edificio, y algunas gotas de lluvia comienzan a caer, ni siquiera sabia que iba a llover, por suerte en la primer planta nos dieron dos paraguas. Sigo a Astrid que va delante de mi corriendo, abordamos mi auto.
—Bien— enciendo el motor— ¿Dónde quieres ir?
—Bueno, en su casa no esta—hace una mueca— pero, quizás Tiago sabe de un lugar.
Asiento y comienzo a conducir hacia la casa de la castaña. Muy dentro de mi, tengo la sensación de que algo le sucede, pero no se que, tengo mi cabeza dando vueltas y no por ese solo tema.
Tengo miles de cosas encima, y todas me tiene igual de histérico.
No entiendo porque le dije esas cosas a Cass, esta bien que sea una luz brillante, esta bien que quiera iluminar el mundo, pero personas como yo a su alrededor solo harán que se apague. O si no es que ya se apago.
Llegamos a la casa de la castaña, mi hermana baja y corre rápidamente hacia la casa, mientras que yo bajo y me apresuro en seguirla, nos abre la puerta una de las amigas de Cassandra, Valeria, Al verme noto como se pone tensa y nerviosa, pero también veo como sus ojos denotan rabia.
—¿Ya saben algo?— pregunta mi hermana adentrándose a la casa, yo hago lo mismo y cierro la puerta detrás de mi.
—No, nadie sabe nada— responde la pelinegra.
—¿Y Tiago?— pregunta, Patricia le señala el pasillo— iré con el.
Todos asienten y yo solo me quedo a un lado del sofá, el lugar esta tenso, y todas las miradas de odio van dirigidas a mi, no me pone nervioso, pero me molesta que vean fijamente.
Decido ir a la cocina, ellas solo me siguen con la mirada, pero no dicen nada, siento unos pasos detrás de mi, y cuando llego a la cocina me doy vuelta encontrándome con la pelinegra de mirada astuta, pero ahora sus ojos están apagados.
—¿La viste?— asiento— ¿Qué paso?
—Nada— respondo—se enteró que folle con su mejor amiga, bueno creo que ahora es, su ex mejor amiga.
—¿Hiciste eso?— pregunta como si no lo creyera, asiento— ¿Por qué?
—No lo se, supongo que ella me drogo o algo. Estaba por ir al club, pero Dafne apareció en mi pent-house, dijo que si me bebía una bebida, ella se iría. Estaba muy apurado para quedarme a pensar, así que solamente hice lo que cualquier persona haría, tomar la bebida.
—ya veo, siempre me cayo mal esa chica, siempre con ese aire, ¨Soy la mejor, no me toques”—eso me hizo sonreír.
—Y no te equivocas, es así— digo con una sonrisa.
—Cass…es una buena persona, ¿No lo crees?— asiento— ¿Por qué la haces daño?
Arrugo la nariz— no le hago daño.
—Oh vamos, en primer lugar, nunca debiste meterte con su mejor amiga, nadie hace eso en su sano juicio.
—Lo hice, porque había conseguido una foto mía, muy privada, y dijo que si no me acostaba con ella, daría la foto a la prensa, recién conocía a Cassandra, no sabia que le iba afectar.
—Y no le afectó, bueno, no en ese momento— hace una mueca, mira al techo y vuelve a mirarme— le dolió que Dafne haya hecho eso. Me conto que desde adolescente, tuvieron una regla, de nunca meterse con el mismo hombre.
—Bueno, al parecer, Dafne no sabe lo que es amistad.
Ríe y niega con la cabeza— al parecer no.
El cachorro que le regale a Cass entra a la cocina, se coloca entre los pies de la chica que se encuentra frente a mi, ella la alza, y le murmura algo sobre tener hambre, le da de comer algunas croquetas, mientras miro, y analizo a la chica.
Me llama la atención el collar que lleva puesto, por el simple hecho, de que uno igual le había regalado mi padre a mi madre cuando se conocieron. Ella tiempo después le regaló el mismo collar, pero con la inicial de ella. Según decían, que eso une a las almas, por lo que a mi, eso me pareció una completa ridiculez.
Sigo mirando a la cachorrita, nunca superare el nombre de ese animal, parece tan absurdo. Es como si juntáramos el nombre de ella con el mío…
Espera…—¡Ya se donde puede estar Cass,!— el hermano de la castaña interrumpe el comienzo de mis pensamientos.
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Piacere (+18) © [Completa]
RomanceSer profundamente amado te da fuerzas, mientras que amar profundamente a alguien te da coraje. Lao Tse Todos los derechos del autor reservados.®