CAPITULO 28

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Estaciono frente a la casa de la chica. En un edificio, reviso mi celular.

Piso 3, departamento 28.

Suspiro antes de bajar del coche. Tengo tanto miedo, o bueno estoy nerviosa. Debo aceptar la realidad, pero sinceramente no quiero aceptarla. O simplemente no quiero salir de mi burbuja de felicidad.

Entro al edificio, un portero me saluda con un asentimiento de cabeza mientras habla por teléfono. Voy directo al ascensor, y entro. Presiono el piso numero tres, y las puertas se cierran frente a mi.

Paso mi mano por mi rostro, intentando creer que esto es lo correcto, que prefiero saber ya todo lo que sucedió, antes de engancharme aún mas a Leonardo. Y a Astrid, en general a su familia.

¡Ahg! Todo era mas fácil cuando solo conocía a Javier, y el era muy bueno conmigo. Ahora él casi siempre esta desaparecido.

Las puertas vuelven abrirse, y busco el numero del apartamento. Una puerta blanca, como todas las demás, escucho gritos de la puerta de al lado y frunzo el ceño. Toco el timbre, y espero unos minutos antes de la tal Madeleine aparezca frente a mi.

Tenemos el mismo color de cabello, sus ojos de lejos parece que son de un color negro como los míos pero, no. Nuestras facciones son diferentes, su piel esta mas cuidada que la mía, aunque yo tengo un poco menos de atributos.

—Hola, ¿Eres Cassandra, verdad? —asiento.

—¿Y tu eres Madeleine Wine? —asiente, y una sonrisa forzada aparece en mi rostro.

—Pasa— se coloca a un lado de la puerta y me adentro.

Sus muebles son blancos y algunos amarillos. Todo esta tan organizado que me da algo de pena mi casa. Aunque si, esté organizada, esta casa esta mucho mejor, obviamente.

—Ven—la sigo, y cruzamos un pasillo donde hay tres puertas, entramos a la ultima y un pequeño cuarto. Son todas las cosas para hacer uñas.

Nunca fui fans de hacerme las uñas, yo me conformo con un simple esmalte, pero esta vez, las cosas son diferentes.

—Siéntate, por favor—dejo mi bolso a un lado, y me acomodo en la pequeña silla, ella se sienta frente a mi, y solo nos divide una mesa—Pues bien, ¿Semipermanentes?

—Si, si, algo sencillo—ella agarra una de mis manos, y comienza a tomar una lima— Hay que estar linda para los ligues, ¿No?

Trato de sacar conversación de verdad, necesito saber que paso con Leonardo, pero tampoco quiero ser tan directa.

—Si—me sonríe—recuerdo que hace años estuve algunos meses con un hombre, siempre andaba arreglada para impresionarlo. Es un gran trabajo arreglarse, maquillarse cada mañana, y comprar ropa.

Bueno, eso es sorpréndete. Yo cuando estoy con Leonardo ando mal vestida, ni me maquillo, y a el parece no importarle eso, le da igual. Tal vez con cada una es diferente.

—¿Y que paso con ese hombre?

Se encoge de hombros— Ni yo se, de un día para otro todo terminó. Pero según me dijo alguien que trabajaba con el fue porque la ex le pidió para volver, al final, ni siquiera volvieron—ríe— a eso le llamo karma.

Rio nerviosa, —¿Cómo era, el?

Suspira—Era un sueño, aunque muy serio, casi nunca sonreía, y nunca podía hacerlo reír. Básicamente solo…pues…teníamos sexo. Pero al final de cuentas, todo terminó para la mierda.

—Eso suena increíble. También conocí a un hombre así, la diferencia es que el si sonríe cuando esta conmigo—okey, estoy marcando territorio, y ella ni siquiera sabe de quien estoy hablando.

Piacere (+18) © [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora