CAPÍTULO 12

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Rosas blancas empezaron a llegar a mi casa desde esa noche, cada dedicatoria tenia el nombre de Leonardo, hasta me llamó varias veces y Malek vino a buscarme. También intentó que le “perdonará” llenándome la tarjeta de crédito con dinero.

Pero no hay nada que perdonar y eso le deje claro en un mensaje.

<<No tengo nada que perdonarte. Solo éramos ¿amigos con derechos? Eres libre de hacer cualquier cosa, y puedes follarte a quien quieras. No estoy enojada, simplemente ya le puse un punto final a este trato, gracias por los obsequios, pero te los devolví con Malek>>

Devolví el iPhone, y de cierta manera el dinero. Pero él al día siguiente me los devolvió junto a una laptop, un televisor último modelo, y ropa de marca. Le dije a Malek que los tome para el, pero básicamente me obligo a quedármelos.

Repito; no estoy enojada, ni nada. Solo lastimada.

Dafne guardó las distancia los primeros días, y cuando volví a la universidad comenzó a buscarme. No era mal educada, le dejaba explicarse pero siempre era la misma explicación.

<<Fue culpa del momento. Leonardo es algo tan rico, quería probarlo>>

Pero eso no explica del porque no me lo consultó antes. Le hice recordar que cuando yo me enamore de un chico, ella también lo quería, y le deje el espacio libre. A lo que ella solo jugo con aquél chico que era un amor de persona.

En fin, le deje claro a la pelinegra que no importaba lo sucedido. Que solamente no se vuelva a meter con la misma persona con quien yo estaba. Porque de cierto modo sentía que ella me tenia, ¿envidia? No lo tengo claro.

Había que aceptar que la relación no era lo mismo, no es nuestra primer pelea, tampoco la ultima, pero aún me siento traicionada por ella. Pero prometimos hace tiempo no separarnos por un hombre, y no lo haremos.

Habían pasado exactamente ocho días desde lo sucedido, falte a clases tres veces. Tenia miedo de pisar la calle, sonaba absurdo, pero para mi no lo era. Hasta que un amable Hansel llegó una mañana y el mismo me llevó a la universidad. No tenía idea de cómo había conseguido mi dirección, pero no pude resistirme a su invitación.

—¿Estas bien? —pregunta el chico de ojos verdes y asiento. Después de la universidad me invitó a tomar un helado, me dijo que relacionarme nuevamente con el exterior estaría bien.

Porque claro que le comenté lo sucedido. Quería se sepa el porque estaba mal. Sentía que el merecía saberlo.

—Si, solo que me arrepiento de haber pedido el helado de banana —aunque es rico mi paladar no se conforma.

—puedo cambiarlo si quieres —niego— ¿Segura?
Asiento— solo es helado, puedo tomarlo —sonríe y le devuelvo el gesto. Observo el reloj que hay en una pared—Mierda.

Me levanto de la mesa y agarro mi bolso.

—¿Qué sucede? — pregunta
.
—Debo ir al trabajo, hoy tengo que comenzar, ya falté muchos días—me acerco a el, y le doy un casto beso en la mejilla. Salgo casi corriendo del lugar pero me doy cuenta de algo así que vuelvo a donde esta sentado mi nuevo amigo— ¿Podrías llevarme? La cafetería esta lejos y no tengo mi auto.

El sonríe—Claro, lo suponía— paga el helado y salimos de la heladería.

Llegamos al estacionamiento y se sube a su moto, me tiende un casco, y me lo coloco con cuidado, me ayuda a subir a la ducati, y luego sube el.

Piacere (+18) © [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora