Habían pasado dos días, desde que había conversado con el tío Rhoy, desactive mi teléfono durante esos días y Seth se había portado de lo mejor y junto con Hannah me hacían sentir que todo saldría bien, pero sabía que nada saldría bien. Porque ¡Hola! Soy Cassidy Vanderwall y en mi vida nada salía bien. A partir de ahora todo cambiaria.
Era un poco tarde, camine despacio para llegar al colegio no había asistido durante esos días y justo en la mañana después de darles muchas vueltas al asunto, decidí retomar mi vida. Si se le podía llamar vida. Había decidido salir de mi escondite. Los chicos estaban en clases, me senté en una banca, pensando en dar un paso adelante, pero entonces alguien se sentó a mi lado.
—¿Qué haces aquí?
—Solo quería asegurarme que estabas bien, no te había visto, ni sabia donde te habías metido estos días, desde la última vez que hablamos.
—Estoy bien, rebosante de alegría ¿no me ves?
—Cassy ¿Por qué no vuelves a casa?
—Porque no quiero —dije, justo cuando el auto de Lilly se estaciono en frente de nosotros. Los mire mal y como buena peonza que era, corrí calle arriba para luego tomar un taxi, Lilly gritaba que me detuviese pero no la escuche, estaba agotada de toda la maldita situación. Le di la dirección al conductor y me llevo al lugar que llevaba mucho sin visitar.
El lugar más lúgubre de todos.
Camine por el pasto verde, despacio y contando los pasos. Me sabía de memoria el lugar exacto, por lo que no tuve que dar muchas vueltas, cuando me detuve frente a una tumba que tenía flores frescas, Lilly se encargaba de que todos los días se las pusiesen, me senté al lado de esta en un bloque sobresaliente y deje que unas lágrimas saliesen.
—Lo lamento, lamento tanto haberte decepcionado, mamá —susurre con la voz entrecortada —ojala estuvieses aquí, te necesito— una sombra se poso sobre mí, me levante de inmediato —a la última persona que quiero ver es a ti.— la brisa meció mi cabello revolviéndolo. Lo sacudí de mi rostro.
—Cassy, por favor —suplico. Lilly estaba frente a mi, sus ojos estaban enrojecidos y unas bolsas oscuras decoraban debajo de estos, se le veía demacrada.
Me dolía tanto porque quería odiarla, lo necesitaba, pero no podía. Lilly era mi cómplice, mi amiga, pero me dolía muchísimo que no me hubiese dicho la verdad y no pensaran en mi, ni en las consecuencias que esto conllevaba.
Que no hubiese confiado en mí lo suficiente, o no hubiese pensado que yo lo aceptaría, por que las cosas tenían un orden, pero ellos no pensaron en ello.
—Cassy, por favor escúchame —me rendí, me sentí la peor persona del mundo estaba traicionando a mamá, y tantos pensamientos contradictorios, iban a enloquecerme, me senté en el suelo dándole paso a que se sentara también, ella así lo hizo, ambas nos quedamos en silencio durante unos tortuosos minutos —¿Por dónde comienzo?— pregunto insegura.
—Por el principio tal vez —dije brusca, ella asintió.
—Cassy lo de tu padre solo se dio.
—Eso no ayuda .
—Cuando tu padre y yo comenzamos esto, nos invadió el miedo, no sabíamos como ibas a reaccionar —dijo mirando el suelo— intentamos decírtelo, lo intente, pero no sabía como. Cuando por fin tuve el valor de hacerlo paso todo aquello y todo lo que acarreo, tu papá decidió irse y...
—Tuvieron tiempo de sobra.
—Cassy...— ella me tomo de la mano —nunca fue mi intención causarte daño, y si lo que hay entre tu padre y yo... es un problema, entonces terminaremos con eso. Porque te quiero Cassy, te quiero como una hija y ustedes son lo más valioso que tengo y si es un problema para ti, te escojo a ti —la mire.
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Los Colores de una Mentira ©®
Teen FictionUna Mentira iniciara la vida de Cassy. Se sumergerá en una burbuja que se inflara cada vez mas. Una nueva identidad. Nuevo color de cabello. Nuevo color de ojos y el mundo debe seguir girando. Amigos, risas, aventuras, competencias y un sin fin de e...