Capítulo 33.

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Los oídos me zumbaban y la cabeza me dolía. Apenas intente abrir los ojos todo comenzó a darme vueltas, y tenía esta extraña sensación a dejavu que no se iba, apenas y podía moverme. Un quejido salió de mis labios. Abrí los ojos y los cerré inmediatamente, los volví a abrir y cerrar hasta que se adaptasen a la tenue y miserable luz, intente moverme, pero fue en vano, fue cuando note que tenía las manos atadas a la espalda, me apoye como pude de un hombro e intente levantarme para ver donde demonios me encontraba.

Era un miserable cuartucho, con el suelo de concreto, que estaba frio al tacto y el vestido no me protegía lo necesario, el olor a humedad invadía mi nariz y era horrible, apenas y era iluminado por una bombilla que titilaba cada cinco segundos. Recorrí la habitación con la mirada, no había ventanas, solo una puerta de hierro.

—Cassy ¿estás bien? —escuche a mis espaldas, me gire sobre mí misma y me dolió hasta donde no debía, pero lo hice sin importar los raspones en mis piernas y rodillas, las sogas atadas a mis manos estaban demasiados apretadas y me las estaba dejando en carne viva.

—Si te soy completamente sincera, he estado mejor —bromee, e intente no llorar. Tenía la loca esperanza de que Lilly hubiese podido escapar, que de alguna extraña forma hubiese avisado a los guardias y esto solo fuese momentaneo.

Guardias. Casi me reí. Medio centenar de agentes y guardias estaban en la mansión y aquí estábamos nosotras, en un cuartucho donde ya comenzaba a oír las ratas.

Vaya mierda.

—¿Tu estas bien? —pregunte, al igual que yo estaba atada y su cabello estaba hecho una maraña y su maquillaje corrido.

—¿Dónde estamos? —pregunto y yo la mire como si se hubiese vuelto loca.

—En Ibiza, lo dudo.

—¿Puedes culparme? —negué con la cabeza y antes de poder responder, escuche un quejido, ella y yo nos miramos. Lilly se arrastro hasta mi— ¿Qué crees que sea?

—No creo que sea uno de los lobos de Teen Wolf y si es así que por favor sea Styles.

—No es momento para bromás, Cassy.

—No estaba bromeando, otra opción sería que las ratas se están comiendo ellas mismás y si me hubieses prestado un poco de atención sabrías que Styles no eran un lobo de Teen Wolf —ella me miro— ¿Qué? Es mejor que echarme a llorar.

Y para mí en aquel momento era un opción viable. Venga, que estaba a punto de hacerlo, estaba aterrada por mí, por Lilly y por lo que pudiese hacer Jake.

La situación en la que nos encontrábamos era horrible. Nostras nos callamos cuando sonó nuevamente un quejido. Me arrastre un poco para ver de qué se trataba, cuando me acostumbre a la luz, y me percate del bulto, me acerque aun más, mis ojos no podían creer lo que veían.

—¿Brandon? —pregunté, me acerque un poco más y el volvió a quejarse. Con el hombro logre acomodarlo para verlo mejor. Mis ojos se cristalizaron— Brandon —susurre, su rostro estaba casi que irreconocible, estaba todo magullado e hinchado. Lo habían golpeado sin piedad. Lilly también se acerco, el intento abrir los ojos, pero le era imposible— por dios ¿Qué te hicieron? —dije con la voz quebrada.

—Cassy no es momento de entrar en pánico.

—¿Ah no? Míralo, esta irreconocible ¿y por qué? Por querer ayudarme —grite fuera de mí.

—Cass... Cass... Cassy —apenas y menciono. Una lágrima resbaló por su mejilla, le costaba respirar, lo revise a ver si tenía alguna herida y lo más probable era que tuviese varias costillas rotas, por cómo le costaba respirar.

Los Colores de una Mentira ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora