Había estado mirando los videos durante toda la noche y aún quedaban muchos por ver, pero estaba muerta de sueño y cuando logre conciliarlo ya había amanecido. Desperté a medio día, quería seguir durmiendo, pero recordé mi cita de amigos con Ben y con toda mi fuerza de voluntad, me obligue a levantarme, me duche y le pedí a alguno de los guardaespaldas que me llevase al apartamento una vez allí me tire sobre el sofá, y sin percatarme me quede dormida.
Escuche el suave toque en la puerta y me desperece un poco.
—¿Estabas durmiendo? —preguntó Ben, entrando al apartamento.
—¿Que te hace creer eso? —pregunté y el río.
—Nada, nada —dijo y el y me desperece un poco más.
Mis mejillas enrojecieron hasta más no poder.
Que poco femenino de mi parte.
—¿Vamos? —pregunté ya un poco más despierta.
—¿Comiste? —preguntó y yo mire la pared, negué con la cabeza ¿para qué mentir? Mis tripas se oían de aquí a china.
—Bien porque te llevaré a un sitio donde preparan la mejor pizza —dijo tomándome de la mano.
Bajamos por el ascensor y Ben muy amablemente me abrió la puerta de su Jeep una vez subimos, el condujo.
—¿Como esta todo en casa?
—Bien, ahora todo está bien, creo.
—¿Por qué te saliste de casa?
—Mamá y yo tenemos nuestras... diferencias —dije mirando las puntas de mi cabello como quien mira la cosa más interesante.
—¿Como para que te salieses de casa? —atacó de nuevo.
—Los secretos Ben, son un juego peligroso y ella lo sabe.
—¿No quieres contarme?
—No quiero hablar de ello.
—Hacer la vista gorda, no arreglara el problema. Lo sabes ¿verdad?
—No, pero es mejor así y yo hago como que nada ocurre hasta que mi cerebro de con la solución.
—Esa no es la solución.
—Lo sé Ben, es solo que... de verdad prefiero no hablar de ello... o por lo menos no ahora.
—Bien, ya llegamos —llegamos a un pequeño restaurante que desde afuera era muy bonito. Para mi suerte no desentonaba, llevaba un vestido floreado en tonos pasteles, que era ajustado arriba y en falda campana, que llegaba hasta por encima de las rodillas con un blazer informal color nude y unas bailarinas del mismo color. Ben por su parte se descanto por unos vaqueros negros, una sudadera y una deportivas desgastada. Estaba guapísimo. Me lo quede mirando como tonta mientras bajaba del auto.
—¿Te dije que estabas bellísima con ese vestido? —negué encantada— Pues estas bellísima —dijo tomándome por la cintura y pegándome a él, tanto que nuestras respiraciones se entremezclaban —y muero de ganas por besarte.
—Ben... —eso sonó más a una súplica. Casi quise golpearme.
—Pero no lo hare, aun no. Iremos despacio —asentí atontada. Él me tomo de la mano y entramos en el establecimiento y muy dentro de mí, suplicaba que se diese la vuelta y me besara como solo él sabía.
El lugar era bastante pequeño, pero muy acogedor y familiar. El piso adornado con baldosas blancas y negras, las mesas a disposición regadas por todo el local, las paredes pintadas de verde y rojo y llena de vinilos... me encantaba.
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Los Colores de una Mentira ©®
Teen FictionUna Mentira iniciara la vida de Cassy. Se sumergerá en una burbuja que se inflara cada vez mas. Una nueva identidad. Nuevo color de cabello. Nuevo color de ojos y el mundo debe seguir girando. Amigos, risas, aventuras, competencias y un sin fin de e...