Capítulo 7.

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—A lo que vinimos —dijo Hannah llamando la atención de los demás. Pestañee, aún estaba ensordecida.

—Cassy, ¿estás bien? —Pregunto Ben, asentí— ¿segura? Estas muy pálida —dijo tocándome la frente, con cara de preocupación.

Ay Ben, no hagas eso.

—Estoy bien, no te preocupes —dije a media voz, él me miro no muy seguro y deje que mi cuerpo salíera del entumecimiento.

—Bien, comencemos —dijo Hannah y los demás tomaron posiciones. Sentía mis articulaciones de piedra y no era porque estuviese enferma, simplemente sentía que mi mente no estaba aquí —hoy haremos baile de pareja.

Genial.

Todos tomaron sus parejas excepto yo, claro está.

Pero vaya sorpresa, Ben también había quedado sin pareja.

Yupi.

Que alguien por favor note el sarcasmo.

—Creo que seremos compañeros de baile —dijo y unas alas parecieron cobrar vida dentro de mi estomago. Él me tomo la mano y ¡vaya chispazo!

¿Así se sentían las mariposas en el estomago?

Pues déjenme decirles que era muy incómodo.

Y que no me gustaba la sensación.

—Espero que no te moleste —dije mirando fijamente el suelo, todo con tal de no mirar sus ojos.

Lo de esta mañana aun me andaba rondando por la cabeza y lo que dijo después de eso también. Aunque él, dejo bastante claro que no significaba nada, no sabía si mi cerebro había captado el mensaje. ¿Qué demonios estaba ocurriendo conmigo? No había venido a este colegio a buscar romance ni a enamorarme, pero Ben me atría.

Él me tomo de la barbilla suavemente e hizo que lo mirara.

—Para nada —y me regalo una linda sonrisa, era tan contagiosa que no me costó nada devolvérsela.

Así de estúpida era

—¿Listos? —pregunto Hannah respondimos a coro y sonó el reproductor.

Estaba agotada, Hannah no nos daba tregua, se lo tomaba muy enserio y aunque estaba acostumbrada a practicar sin descanso, me había dejado exhausta. Y yo no había estado en mi cien por ciento

—¿Estás bien? Aun estas muy pálida —Ben me miraba con preocupación.

—Sólo estoy cansada —susurré, estaba la mar de estresada y para continuar la fiesta Lilly no paraba de enviar mensajes. Camine hasta los vestidores para cambiarme, estuve bajo las duchas durante un rato lo que logro calmar un poco el torbellino, que había en mi.

Sabía que era un caos emocional, no me gustaba involucrarme con nadie, porque no me gustaba ser un lastre. Estaba comenzando a pensar que necesitaba asístir de nuevo al psicólogo; Lilly se pondría la mar de feliz. Pero no quería, porque entonces significaría que todo lo que había trabajado estos meses se había ido por el caño.

Cuando ya estaba fresca y algunos pensamientos en su sitio, eso no me lo creía ni yo. Hannah me esperaba.

—¿Estás lista?

—Sí, vamos

Ben nos esperaba junto a Tyler, condujo hasta el hospital.

—Espero que todo salga bien con Dinah. Mantennos al tanto, pasaremos al rato —dijo Tyler y Ben lo secundo.

Los Colores de una Mentira ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora