Capítulo 22.

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Cuando salí de la ducha, luego de hablar con Chase. Estaba realmente preocupada por él, pero él solito se había buscado aquel lio. Me puse un pantalón de chándal negro y una sudadera nada más lejos de lucir sexi, pero ¡venga! Solo quería tirarme a dormir, hacía frio y yo no tenía ganas de nada, baje al comedor donde ya estaban papá y Lilly.

Aun no me acostumbraba a lo que había entre ellos, era raro de cojones. Pero sabía que papá merecía una oportunidad ¿y quién mejor que Lilly? Muchas habían querido atraparlo. Ser la señora Vanderwall, era un trofeo por el que muchas pelearon. Papá a sus casi cuarenta y ocho años era muy apuesto. Y no lo decía por que fuera mi padre, es que realmente lo era, con ese cabello castaño y espeso, sus ojos grises y un cuerpo en forma atraía la mirada de las féminas y más aun su apellido, sacudí mi cabeza para sacar las estupideces que pensaba.

—¿Qué haces despierta tan temprano? —pregunto papá, mientras Lilly me servía unas tortitas.

—Tengo practica de baile —dije apoyando la cabeza en mi puño.

—¿Del grupo? —pregunto Lilly y yo asentí.

—¿Grupo de baile? —pregunto papá.

—En el colegio, ya te lo había mencionado —el asintió, los mire a ambos— quiero decirles la verdad a los chicos —dije y ellos me miraron.

—¿Tus amigos? —pregunto papá y yo asentí. Lilly miro a papá y viceversa.

—A ver ¿Que está pasando? —Pregunte cruzándome de brazos— se que te llego una carta del juzgado —dije— lo vi en tu despacho —el seguía en silencio— también se que Jake estuvo aquí —los mire a ambos esperando respuestas.

—Cassy... —comenzó papá.

—No me vengan con Cassy... —lo imite— quiero la verdad y la quiero ahora. Merezco saber que está pasando — les dije, estaba harta de que me escondiesen cosas. Cosas importantes— ¿O les recuerdo como acabo la ultima vez? —papá carraspeo.

—Reabrirán el caso —dijo y yo lo mire. Ciertamente lo había escuchado cuando me fui de casa, pero pensaba que solo eran peroratas del momento, nunca pensé que fuese real.

—¿Qué?

—Reabrirán el caso —repitió. Casi pude oír a mi cerebro atando cabos y procesando la información.

—Imposible —dije al fin.

—Cassy... —intento Lilly.

—No pueden —me altere, levantándome de la isla de la cocina— no pueden hacerme esto.

—Es por tu bien —dijo papá.

—¿Por mi bien? ¿En qué me Beneficia? ¿Me harías eso? ¿Ponerme frente al estrado nuevamente? —escupí todo a la vez.

—Podre limpiar tu nombre, Cassy —dijo intentando acercarse a mi— estoy cansado de que mi hija sea señalada por los demás, como una delincuente, una drogadicta. Tal vez no te creí al inicio y lo lamento por ello, pensé estaba haciendo las cosas mal y me aleje, pero ya no más. Mereces llevar una vida normal, no andar escondiéndote.

—¿Y como estas tan seguro que esta vez saldré de esta?

—Estoy completamente seguro —negué con vehemencia.

—Aun no me dices toda la verdad —dije y el parecía rendido, agotado.

—Esto es más grande de lo que tú piensas, Cassy.

—Si no me lo dicen, no lo entenderé.

—No podrás decirle a tus amigos quien eres.

—¿Por qué no?

Los Colores de una Mentira ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora