𝐄𝐒𝐏𝐄𝐂𝐈𝐀𝐋

278 39 29
                                    

«23 DE JUNIO DEL 2019»

El día del joven ojiverde estaba siendo bueno, se había juntado con Ámbar a tomar unos mates y contarse las novedades, a ella le estaba yendo muy bien en el colegio a pesar de lo estresada que la tenía la separación de sus padres y la rebeldía de su hermano menor. Ciro le contó que cada vez tenía mejor relación con todo el curso, que estaba contento por eso, que se sentía querido. A los dos les hacía bien hablar entre ellos, sabían que no iban a ser juzgados y que podían contar con el apoyo incondicional del otro. Aunque Ciro todavía no estaba listo para hablar de esa cosa rara que le pasaba con Ramiro.

En cuanto a él, Ciro había intentado pedirle perdón por las cosas que le dijo la última vez pero Ramiro no quiso escucharlo, le dejó en claro que no quería tener ningún tipo de relación con Ciro y que de ahora en adelante solo lo soportaría por Marina. Fue duro pero era lo que Ciro quiso desde el principio, ¿verdad? Mantener la distancia con Ramiro para que esa cosa rara en su interior se dispara.

Para cuando Ciro volvió a su casa se encontró con Marina en el sofá sobre el regazo de su novio en medio de un beso bastante subido de tono y toqueteándose. Se quedó inmóvil por algunos segundos, tuvo una sensación tan horrible que lo obligó a huir a su cuarto. No quería seguir viendo eso, ni siquiera era que le daba asco, directamente le hacía mal. No entendía porqué mierda se sentía así, no era normal que se ponga de esa manera por ver a su ex amigo con su hermana.

Lo desesperaba esta situación, era un infierno ver a Ramiro en todos lados con Marina, no soportaba que estén juntos, que presuman su amor frente a él. Y se sentía mal por eso, porque su hermana era feliz con Ramiro y a él le molestaba terriblemente.

Sintió que los ojos se le ponían llorosos, era frustrante sentir dolor en el pecho y no saber el motivo.

—La puta madre, Ciro, basta. No te podes poner así por una estupidez —se retó a sí mismo con bronca—. Portate como un hombre.

Portate como un hombre.

Eso era lo que su padre le repetía desde pequeño cada vez que se ponía a llorar.

No seas maricón, los hombres no lloran.

Odiaba en lo que se había convertido, un pibe inseguro que sólo causaba problemas, que hizo que su mamá los dejara. Porque su papá no paraba de recordarle que ella se fue por su culpa, porque no dejaba de llorar, porque era insoportable de chiquito, que por eso su mamá no aguantó vivir así y se fue. Siempre lo comparaba con su hermana, que ella era más tranquila, más inteligente, más responsable. Todo lo contrario a él. Ella sí tenía futuro.

Ciro caminaba de un lado a otro intentando calmarse, se esforzaba en controlar su respiración, distraerse para no ponerse a llorar como un nene.

Pero mientras más lo pensaba peor se ponía al plantearse lo que indirectamente le dijo Ámbar una vez, eso de que le gustaba Ramiro. Era una locura porque a él le gustan las chicas, siempre fue así y no le parecía lógico que eso cambie ahora. No debía cambiar. Ciro tenía muy claro que no le podía gustar un chico, su padre jamás se lo perdonaría.

—Tengo que hacer algo —murmuró para si mismo—. Dios, no puedo seguir así.

Estaba decidido a hacer lo que fuera necesario para borrar cualquier sentimiento erróneo por Ramiro. Seguramente se le pasaría en cuanto vuelva a relacionarse con otras chicas, ahora que estaba soltero tenía la libertad de involucrarse con quien quisiera. Ciro lo iba a superar.



«20 DE JULIO DEL 2019»

Sábado, nueve de la noche. Carlos se había pasado toda la tarde tomando cervezas sin cesar, y cuando el hombre se emborrachaba era mejor hacerse a un lado. Al saber lo que se venía Ciro tuvo que encerrarse en su cuarto solo, ya que Marina ahora estaba en la casa de su novio. Trató de distraerse del ruido que hacía su padre, leyendo el libro que se había comprado por recomendación de Ramiro, pero llegó un momento donde oyó como se rompía algo de vidrio y tuvo que ir a ver.

INMARCESIBLE || (Desastres #2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora