Once

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Para el segundo recreo de la mañana Ciro se decidió a indagar si Mili había visto el beso que le dio a Ramiro, no aguantaba la ansiedad que le generaba no saber si al final del día todo se iba a ir a la mierda o no. Tenía que terminar con esto ahora mismo.

Por eso, al localizar a la chica en el patio junto a Marina y otras compañeras, caminó hacia ella con una actitud relajada, confiada y hasta coqueta, justo como el Ciro que todos esperaban ver. Aunque antes de hacer eso se había asegurado de mandarle un mensaje a Ramiro, quien también estaba en el patio con Lauti, a unos metros de distancia.

Ciro:

'No pienses nada raro'

'Necesito saber'

Para cuando Ramiro leyó lo que le había mandado, Ciro ya estaba frente a la rubia y lo único que podía hacer él era ver como el ojiverde le sonreía de una forma más que amigable y le tendía una mano para apartarla de sus compañeras.

—¿Qué querés de mi esta vez? —quiso saber la chica apoyando su espalda contra la pared detrás suyo—. No me digas que ya me empezaste a extrañar.

—Si te dijera que no, te estaría mintiendo —Ciro mintió descaradamente—. Pero ahora solo quiero saber una cosa.

—¿Qué cosa? —ella lo miró con la diversión brillando en sus ojos oscuros.

Pensando que era una buena estrategia Ciro decidió actuar como si Mili ya lo supiera, sin rodeos. Si no caía ante eso era porque definitivamente no los vio.

—Eso que viste hoy temprano —mencionó apoyando una mano en la pared detras de ella para crear más cercanía—. Antes de entrar a clases.

Mili miró hacia arriba, como haciendo memoria. Hasta que le sonrió como si acabara de encontrar la respuesta correcta a una ecuación—. Ah, sí. ¿Qué pasa con eso?

Todo el cuerpo de Ciro se tensó en menos de un segundo, su estómago se revolvió y estaba seguro de que sus ojos reflejaban el pánico que sentía.

—Entonces, ¿sí lo viste? —musitó incrédulo. Todo estaba perdido.

—Por supuesto, bombón —Mili pasó sus manos por el pecho ajeno, alisando las arrugas de su remera—. ¿Por qué te importa tanto que yo lo sepa?

—Vos sabes porqué, Mili, no me hagas decirlo acá —miró para los costados asegurándose de que nadie los esté escuchando—. Yo sé que está mal, que soy el peor por hacer esto, pero pasó. Y si alguien se entera de eso me cagas la vida. Por favor no digas nada.

La rubia analizó la reacción del chico, parecia tan asustado, nunca lo había visto así. Claro que Ciro nunca le había permitido acercarse tanto tampoco, jamás le había hablado sobre sentimientos, las veces que estuvieron juntos fue únicamente por sexo porque ni siquiera eran amigos.

—Si es tan importante para vos, mis labios van a permanecer sellados —prometió Mili llevando las manos a su cuello. La tensión en Ciro apenas había disminuido—. Eso sí, me vas a tener que explicar bien lo que pasó. Creo que lo merezco.

—Gracias, Mili, es muy importante para mi —contestó Ciro aún inquieto por la situación—. Y si no me queda otra opción te lo voy a contar, aunque me cueste.

—¿Te parece hoy a la noche? —propuso ella sin perder el tiempo, tenía una sonrisa seductora en los labios que iluminaba toda su cara—. Mis papás van a llegar muy tarde a casa.

Ciro hizo silencio. No, no quería. Mili parecía tener unas intenciones muy distintas a las suyas, él nada más quería asegurarse de que no divulgue lo que vio pero no pretendía acostarse con ella para mantenerla callada.

INMARCESIBLE || (Desastres #2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora