Veinte

285 40 48
                                    


Ramiro había pasado demasiado tiempo manteniendo una distancia prudente con Ciro, por eso no se avergonzó al pedirle que pasaran la noche juntos. Afortunadamente Ciro aceptó, luciendo tan contento como él se sentía, así que cuando la oscuridad se asomó sobre sus cabezas, se subieron a sus bicicletas y pedalearon hacia su casa. Como la noche estaba bastante fresca, el aire se metía bajo la ropa de Ramiro causándole escalofríos; le había prestado su buzo a Ciro luego de ver que nada más llevaba una camiseta, y la verdad sea dicha, el menor la lucia mucho mejor. 

Por alguna razón -que ni siquiera se iba a tomar el trabajo de analizar-, le gustaba demasiado ver a Ciro con ropa suya. 

Cuando llegaron a su casa se dio cuenta de otra cosa, Ramiro no podía quitarle las manos de encima. Mientras Ciro mantenía una conversación trivial con su padre, Ramiro lo tenía envuelto bajo un brazo; luego, al llegar la hora de acomodar la mesa para poder cenar le robaba besos a escondidas como si fuera una especie de novio pegajoso. Fue un alivio que Ciro no lo empujara lejos por ser tan denso, todo lo contrario, él parecía complacido cada vez que eso ocurría, podías verlo en la hermosa sonrisa que permanecía fija en su rostro y por cómo se acurrucaba contra su cuerpo.

Estuvieron dándose 'sutiles' miraditas y sonrisas cómplices durante toda la cena, si Pedro notó algo no dijo nada al respecto, el hombre les habló con total normalidad. 

Una vez que estuvieron en la privacidad del cuarto de Ramiro, el primero en atacar los labios del otro fue Ciro, quien apenas le dio tiempo de cerrar la puerta detrás suyo. Ramiro correspondió desde el segundo uno, sosteniéndolo de las caderas, pegandolo contra su cuerpo, a la vez que el pelinegro se le abrazaba al cuello y profundizaba el beso. Era una viciosa combinación de lenguas y dientes, consumiéndose el uno al otro como si fueran la última gota de agua en el desierto. Realmente, Ramiro se preguntaba cómo hizo todo este tiempo para vivir sin esto.  
 Ahora, teniendo a Ciro entre sus brazos entendía que él era el único al que quería, el único al que deseaba besar y tocar, el único por el cual su corazón se agitaba. Se sentía ridículo por ser tan cursi incluso en sus pensamientos, pero no podía hacer nada contra eso, Ciro tenía algo que lo volvía demasiado blando. 

A los dos se les formó una sonrisa boba al separarse. Dios, parecían unos quinceañeros enamorados. Ramiro le agarró la mano para llevarlo a su cama y acostarse sobre ella, ambos de costado, con sus cabezas sobre la almohada, mirándose frente a frente.  

—Me gusta estar así con vos —le confesó Ramiro. Llevó una mano hacia el rostro ajeno para correr hacia atras unos mechones rizados, éstos seguían húmedos por la ducha que había tomado Ciro, luego de él, un rato antes de cenar—. Se siente correcto. 

Hace unos días había estado en este mismo lugar con Marina, también en la cama, la diferencia es que en ese entonces se sintió raro, como si hubiera algo mal con él, y no fue la única ocasión en la que sucedió. Había tratado de empujar lejos esa sensación cada vez que estuvo con Marina, por la relación que tuvieron ella se merecía que Ramiro se esforzara por recuperar su vínculo, aunque evidentemente no lo consiguió. 
 Ahora, teniendo a Ciro en frente suyo, únicamente tocando su mejilla, la sensación de calidez en su pecho era mil veces más intensa que cualquiera que haya experimentado antes. 

—Me pasa lo mismo —contestó Ciro, mirándolo con esos resplandecientes ojos verdes que tanto le fascinaban—. Cuando estamos juntos siento que nada malo puede pasar. 

Para Ramiro fue imposible no sonreír enternecido, le encantaba que Ciro no tuviera miedo en decir lo que pensaba. Desde esa noche encerrados había sido así, él exponía sus sentimientos, se arriesgaba a la posibilidad de ser rechazado, le hacía saber cuánto lo quería sin esperar recibir las mismas palabras a cambio. Esa era una de las tantas cosas que lo habían atrapado. 

INMARCESIBLE || (Desastres #2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora