Veinticinco

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Filosofía era una de las clases favoritas de Ramiro y por lo general se la pasaba haciendo anotaciones, atento a todo lo que decía su profesora. Esta vez su atención estaba dividida entre la materia y, por supuesto, Ciro. Como ya era bien sabido, mirarlo era algo que le gustaba mucho hacer, tenía una especie de fijación con observar a detalle cada fragmento de él, lo llenaba de una inexplicable serenidad. 

No importaba que Ciro estuviera desparramado sobre su silla, probablemente dormitando, y con sus rizos despeinados, a Ramiro le seguía pareciendo adorable. 

Unos minutos más tarde Ciro se volvió a acomodar en su asiento hasta quedar con la espalda recta, se estiró para desperezarse y echó un vistazo hacia atrás encontrándose con la mirada del mayor. La expresión somnolienta de Ciro desapareció cuando una tonta sonrisa ocupó su lugar al instante en que se percató de que su novio lo veía, se mordió el labio inferior antes de voltear al frente. 

Pasaron algunos segundos antes de que el celular de Ramiro vibrara en su bolsillo. 

El más lindo💗:

'si queres te mando una foto'

'te va a durar más' 

Ramiro:

'Prefiero disfrutarte en vivo y en directo' 

El menor miró hacia atrás una vez más, ahora sonriendo con una mezcla de diversión y picardia. Ramiro sabía cuánto le encantaba a Ciro que le dijera esas cosas, lo feliz que lo hacía cuando tenía algún gesto afectivo con él. La recompensa de Ramiro era la inmensa alegría que le transmitía su novio, no existía una mejor sensación que esa. 

Ramiro:

En el recreo nos vemos en
los salones viejos

La hora restante transcurrió demasiado lenta para su gusto, pero cuando finalmente sonó el timbre y todo el mundo salió disparando fuera para aprovechar sus quince minutos de libertad, Ramiro sintió una extraña combinación de alivio y ansiedad por llegar pronto al punto de encuentro. 

Como usualmente hacían, esta vez Ramiro redujo su paso para llegar después que el ojiverde y que no asociaran que se iban juntos. Llegó exactamente dos minutos después que él, hallando a Ciro sentado sobre una mesa balanceando sus piernas hacia adelante y atrás mientras observaba entretenido su acción. A veces parecía un nene de cinco años. 

Una sonrisita tiró de los labios del más alto, por más infantil que llegara a ser su chico, a Ramiro lo tenía atrapado su personalidad. Fue hacia el ruloso y apoyó las manos sobre sus piernas, logrando sobresaltarlo. 

—¿Te asusté? —se burló Ramiro. 

Ciro lo miró con los brazos cruzados, tratando de lucir enfadado, o eso intentó, el ligero puchero en sus labios le quitaba toda seriedad.

—Es que estaba absorto. 

—¿Absorto? —levantó una ceja a modo de diversión. No era el vocabulario usual de Ciro. 

—Sí, yo también se usar palabras cultas ahora —se defendió el menor. 

—Ya veo —Ramiro acarició sus piernas de forma distraída—. Me gusta que lo hagas, se escucha lindo viniendo de vos. 

INMARCESIBLE || (Desastres #2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora