Veintiséis

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Estaba decidido, la cita tenía que ser un éxito y Ciro se encargaría de ello. Nada podía salir mal este día, no después del desastre de ayer, esta vez no había margen de error.

Hasta el momento todo marchaba según lo planeado, llegaron al centro comercial sin problemas, compraron sus entradas y pochoclos¹ para comer durante la película. Lo único malo era que Ciro no podía abrazarse a su novio y llenarlo de besos como quería, estaban en público y debía comportarse como si fueran simples amigos. Los amigos no se ponen pegajosamente cariñosos con el otro. 

A pesar de eso ambos estaban felices, cada vez que cruzaban miradas no podían evitar soltar unas risitas que expresaban no solo su alegría sino también lo nerviosos que se encontraban por su primera salida como pareja. 

Una vez que se ubicaron en sus respectivos lugares y en la gran pantalla comenzaron a pasar los trailers de otras películas por estrenar, Ciro notó que la sala iba llenándose cada vez con más personas. 

—Hay mucha gente —comentó por lo bajo atento a los movimientos de los desconocidos. 

Eso arruinaba sus planes de acurrucarse junto a Ramiro en la oscuridad de la sala, ahora sabiendo que habían tantos ojos alrededor sería imposible. 

—Elegiste una película infantil, es normal que se llene al haber tantas familias —le explicó Ramiro con calma. 

¿¡Infantil!? Ciro se indignó y avergonzó de tan solo oír la palabra. Cuando había visto el trailer en youtube le había parecido chistosa, original y merecedora de una oportunidad. 

—Que sea animada no significa que es infantil —quiso cruzarse de brazos para enfatizar su molestia pero no pudo ya que estaba sosteniendo los pochoclos—. La elegí porque se veía interesante. 

—A todos estos nenes también les pareció interesante. 

Ciro lo volteó a ver con un pequeño puchero en los labios. ¿Ya había arruinado su salida escogiendo una película mayormente dirigida a niños? 

—Igual me gusta. ¿Quién dice que los adultos no pueden disfrutar de películas animadas? —agregó Ramiro sacándole una gran sonrisa al pelinegro. 

Las luces de la sala se apagaron por completo ocasionando que todos hicieran silencio ante el comienzo de la película. Conforme iba avanzando la trama, Ciro iba vaciando el bote con pochoclos, Ramiro comía más lento y en menor cantidad, ya que al estar cubiertos de caramelo le resultaba demasiado empalagoso. El ruloso se sintió conforme con su elección del film, estaba siendo entretenida y ya les había sacado algunas risas. Pero él todavía pensaba que si no hubiera tanta gente podría apoyar su cabeza en el hombro de Ramiro, eso sin dudas lo haría una cita más perfecta. 

De todos modos la experiencia seguía siendo magnífica, estaba con Ramiro, el chico del que estaba enamorado, su novio. Hace un año este sería un escenario impensado, ni siquiera era viable una salida como amigos. Sin embargo acá estaban, juntos. Pensar en eso hacía que el corazón de Ciro se agitara con regocijo. 

Sonrió tontamente agarrando unos cuantos pochoclos y llevándolos a su boca, maldijo en su interior cuando se le cayó uno, odiaba que eso sucediera. Antes de que Ciro pudiera recuperar el pochoclo de su regazo, Ramiro lo hizo por él, lo elevó a la altura de la boca ajena para devolvérselo a su dueño. Probablemente Ciro no debería aceptarlo, que otro chico le diera la comida en la boca se vería un poco gay, ¿verdad? No sería inteligente de su parte exponerse de esa forma. 

Aunque nadie en este lugar los conoce. 

Empujó sus pensamientos a un costado y aceptó el amable gesto de Ramiro, fue el bocado más delicioso que alguna vez haya probado. Sus papilas gustativas estaban teniendo una gran fiesta por saborear el dulzor en la piel de su novio, era el primer contacto 'íntimo' que tenían desde que salieron, era justificable que sus hormonas estén un poquito locas, ¿ok? 

INMARCESIBLE || (Desastres #2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora