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[...Vegetta...]

-Adiós cariño-Le grité a Rubius desde su cocina, a pedido suyo, le preparé la cena. Hoy me desperté con el pie derecho, así que me puse hacer las buenas recetas de Cheffgetta.

No recibí un saludo de despedida, seguramente el perezoso estaba durmiendo de nuevo. En fin, guarde la comida en el microondas, cuando se despierte hambriento no va a dejar ni una migaja.

Salí de su casa, acomodándome el cabello ante la ventisca. Está oscureciendo y me gustaría asaltar algunas casas que deje pendiente la noche anterior, ya que algunos guardias vigilaban la zona.

Pero primero pase por la casa de Luzu a buscar algunas cuerdas, tengo que ordenar todos mis corrales, mis animales andan sueltos en la mansión, a veces tengo problemas para salir sin que ellos se me escapen.

Luego tengo que acordarme que debo buscar más caballos y construirme un establo, tengo tantas cosas planeadas que aún no pude hacer por pasar tiempo con Rubén.

Andamos como chicles desde que nos casamos, a veces es muy toca narices y pongo escusas para no verlo por varios días. Lo máximo que puede dejarme en paz, es una semana.

Llegue a casa y me alegre al ver que mi puerta no estaba destruida, que suerte que Fargan se encuentra ocupado con casos policiales y Auron últimamente está recibiendo muchos pacientes.

Me daba flojera subir por mis extensas escaleras, así que tome el ascensor, además que quería optimizar el tiempo así llegar antes para pedir prestado cariñosamente a los vecinos sus pertenencias.

¿Quién hablo de robar? Eso es ilegalisimo.

¿Quién hablo de robar? Eso es ilegalisimo

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[...Vegetta...]

Enganche a algunos cerdos a una de las vallas del corral con las cuerdas que me presto Luzu, posiblemente mañana los metería correctamente en sus lugares. Únicamente los até a ellos porque me molesta que se metan en mi laguna y luego que me ensucien todo mi hermoso césped con lodo.

Guarde algunas cosas en los cofres para tener más espacio y así traer más cosas. Me fui a mi guarida para colocarme el traje de Lobo Nogtugno. Chaval, nunca me cansaré de decirlo, soy demasiado sexy con esto puesto.

Por el camino hacia afuera, asegure que mis torretas estuvieran funcionando. Baje por el ascensor y pase por debajo de mi hermosa puerta, que de pura suerte aún sigue con vida.

Iba a comenzar mi trayecto hacia las casas del pueblo, pero unos fuertes golpes a un lado de mi casa me distrajeron y decidir inspeccionar para saber que pasaba, así que avance con sigilo entre los árboles y me escondí detrás de un arbusto.

Hay un sujeto bastante joven que parece ser un intruso, no es del pueblo de Karmaland porque nunca lo vi. El chico iba completo de verde, hasta su boina, la cual cubría parte de su cabello blanco.

-Ay Willy, pero fue tu idea- Exclamó con ironía, parecía remediar a alguien-¡Pedazos de imbéciles!- Golpeó con mucha fuerza al árbol con su hacha de hierro.

-No podemos hacer nada, es su palabra contra la nuestra, ¡Mis huevos!, Escorias malagradecidas- Con violencia tumbó el árbol y paso a recoger la madera. Luego comenzó a talar otro árbol, así dejándome ver su rostro. Él tiene unos llamativos ojos verdes, mucho más claros que los de Rubén, y se encontraba ruborizado, aunque no lo puedo apreciar bien por la escasa iluminación y porque su largo cabello cubría parte de su rostro.

-Prácticamente, tú nos estabas guiando, Willy. No hubiéramos terminado aquí si hubieras corrido hacia otro lugar. ¡Me cago en todo! Para que querer enemigos si les tengo a ustedes, y yo... Joder tío, confiaba en ustedes- Derrumbo ese árbol y luego de recoger la madera replanto varios árboles antes de comenzar a crear una fogata. 

Nueva vida | WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora