Capítulo 17.

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Foto multimedia de Joanna.

Capítulo editado.

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Con Rodrigo detrás de mí, corrí detrás del olor que me llevaba por el camino correcto, hacia Hugo. Dimos con un callejón no muy alejado del bar ni del vehículo, y lo observé con desconfianza antes de adentrarme a él. Un grito masculino que era familiar para mí hizo que reaccionara y volviera a correr, angustiada; me sobresalté cuando mis ojos siguieron el recorrido que hizo el cuerpo de un hombre por el aire, hasta oír cómo se estrellaba contra la pared de ladrillo, cayendo al suelo inconsciente. Un gruñido me hizo girar el cuello, viendo cómo mi hermano estaba siendo agarrado por cinco hombres a la vez, los cuales aún así no lograban retener a Hugo, mientras parecían intentar propinarle un puñetazo en la mandíbula, acabando con el resultado de una mano rota y un licántropo aún más enfadado.

Qué ilusos.

Apartándome de Rodrigo, que intentaba alejarme de allí por si me ocurría algo, mis manos encontraron una barra de metal oxidada en el suelo, la cual alcé sin dificultad alguna. Sin pensármelo dos veces y llena de rabia, avancé hasta quedar frente a uno de los hombres, arremetiendo la barra contra su rostro, mandándolo lejos y sangrando con una enorme brecha en la frente.

- Vaya maldita perra...- Hinqué la punta de la barra en el estómago de otro hombre, haciendo que sus sucias palabras quedaran disipadas en el aire.

- ¡Con mi hermano sólo me meto yo!- Vociferé, con los dientes apretados.

El puño de Rodrigo apartó a un tipo que me iba a atacar por la espalda, arremetiendo contra él con ágiles movimientos y fuerza, pues desde hacía mucho que ya había estado en varias peleas. Mi vista se enfocó en Hugo, que estampó su puño en la garganta de otro hombre más, dejándolo sin aire, y otro puñetazo provocó que silenciase sus estúpidos quejidos. Un par de hombres que aún quedaban despiertos, huyeron como los cobardes que son, dejándonos en un asfixiante silencio. Hugo se llevó una mano a su costado, con una mueca clara de dolor, mientras de ahí le comenzaba a salir sangre. Me acerqué a él, levantando su camiseta. Le habían apuñalado por debajo de las costillas.

- Tenemos que llevarte al Hospital.- Dijo Rodrigo al verlo, limpiando sus nudillos con sangre en la tela de su camiseta.

Hugo agitó la cabeza en negación y sin esperar o decir algo caminó lejos del callejón, directo hacia el coche, en donde abrió la puerta trasera tirándose en su interior para tumbarse en los asientos, a pesar de que tuviera que estar arrugado para poder caber. Rodrigo y yo nos miramos, acabando por trotar hasta llegar al vehículo también, siendo él quien decidió ser el que conduciría mientras yo estaba en el lado del copiloto y vigilaba a mi hermano, llena de preocupación.

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- ¡Auch! Con cuidado...

- Ni te quejes, te advertí que yo no sabía coser heridas.

Hugo apretó los labios, mirando hacia otro lado.

Nos encontrábamos en la cocina de nuestro hogar, yo tenía a mi lado el botiquín de primeros auxilios, y estaba de pie entre las piernas de Hugo, que se situaba sentado sobre la isla, con el torso descubierto; mientras, Rodrigo estaba sentado en uno de los taburetes a mi lado izquierdo, ayudándome a lo que necesitara.

- Lo que aún no entiendo es cómo tuvisteis tanta fuerza antes.- Dijo Rodrigo, confundido.- Quiero decir, yo también sé pelear, pero me refiero a tener una fuerza superior a la normal.

Mis iris azulados se fijaron en los de mi hermano, cómplices. Yo carraspee y silencié, siguiendo curando su herida. No quería meter la pata hablando tonterías, como solía ser habitual en mí, por lo que dejé que hablara Hugo.

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