Capítulo 8.

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Capítulo editado.

~•~•~•~

El ambiente se volvió espeso en cuestión de unos relativos segundos. Pasee la mirada por el círculo de personas jóvenes curiosos que se había formado a nuestro alrededor y los escruté con la mirada de arriba abajo, como si buscara la trampa del asunto.

- Siempre me pregunté...- Volví a mirar a Cloe cuando comenzó a hablar.- El por qué eras tan rara.

Esperé a que siguiera, pues no malgastaría saliva si no lo veía necesario, menos con alguien como ella.

- Siempre estabas sola, y... no es que físicamente seas un bicho.- Apretó los labios llenos de labial rosado y agitó la cabeza.- Bueno, un bicho sí eres.- Rió como si fuera obvio, yo me abstuve de arrancarle los dientes.- Pero quiero decir, se te veía distinta que los demás en sí.

Acabé alzando una ceja y cruzarme de brazos.

- ¿Y?

Su castaña mirada se entrecerró.

- ¿Acaso eres algún monstruo o algo parecido?- Todos rieron junto a ella.

Sé que nadie sabía sobre lo mío, pero tuve que ahogar un gruñido en mi garganta, tragando saliva.

- ¿Y tú no podrías cerrar de vez en cuando las piernas a cada polla que ves?- Dije a la defensiva.

Soltó el mechón rubio con el que enredaba y apretó los puños, fulminándome con la mirada; estaba comenzando a ponerse roja de cólera. Miré por encima de mi hombro, los dos chicos y Laura nos miraban expectantes, aguardando por si la situación se complicaba.

- Contigo en el instituto complicabas todo, siempre metiéndote en asuntos de los demás, eres odiosa y tu piel es reseca.- Remató lo último como si fuera a dolerme. Alcé las cejas con gracia ante eso.

- Me metía en asuntos cuando tú y tu pandilla de putas os metíais con otras chicas.- Acabé por escupir.

- ¡Lo que hiciéramos no te incumbía, maldita estúpida! Tú sólo eras una marginada y apestosa más que quería hacerse pasar por una jodida heroína en un instituto que te odiaba.- Dijo con tono de superioridad.

Sentí mis ojos picar, indicando que en cualquier momento se cambiarían de color por el enfado que comenzaba a acumularse en mí. Si antes no soportaba apenas a los humanos cuando ni siquiera sabía lo de la licantropía, ahora mismo los odiaba. Al final mi hermano tenía razón, todos son unos desgraciados mal agradecidos.

- Cierra el pico, lagarta. No permitiré que la hables así.- Atacó Laura, apareciendo tras de mí.

Excepto Laura y Rodrigo. Ellos no son como los demás humanos.

Una sarcástica y fría risa salió de la garganta de Cloe e impidió que una de sus amigas, Cintia -Ella era su mano derecha-, se acercara a nosotras. Suspiró con dramatismo y dio un par de pasos hacia nosotras haciendo que su falda se agitara con cada exagerado paso.

- ¿Y tú, empollona? ¿Dónde te operaste para quitarte esos horribles granos de tu rostro que tenías antes?

La mano de Laura apretó mi brazo, oí su corazón comenzar a latir fuertemente y sentí cómo irradiaba una energía llena de rabia. Ella lo pasó bastante mal en la temporada que tuvo acné, y Cloe sabía que ese había sido un golpe bajo. Sujeté a Laura cuando intentó noquearla y la coloqué a mi espalda, plantándome a escasos centímetros del rostro de Cloe. Sus ojos comenzaron a llenarse de temor, pero sabía esconderlo bien ante los demás. Pero yo no era cualquiera.

- Será mejor que te largues, porque sino...- Entrecerré los ojos, mi control estaba comenzando a llegar a su límite.- Acabarás mal.

Cloe se atrevió a retarme con la mirada, sabía que me estaba provocando. Ella quería dar el espectáculo, y si seguía así, no conseguiría uno demasiado bonito, al menos para ella; para mí sería un bonito recuerdo el tenerla destripada por mis colmillos.

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