Capítulo 5.

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Capítulo editado.

~•~•~•~

Miré a mi alrededor, todo estaba oscuro.

Hice una mueca y me abracé a mí misma. ¿Dónde estaba?

Un aullido hizo que diese media vuelta sobresaltada, la entrada al bosque estaba frente a mí, haciéndome fruncir el ceño con confusión. Como si mis pies tuvieran vida propia, comencé a andar adentrándome entre aquellos altos árboles, sin saber muy bien qué hacía. Algo pasó a mi espalda, haciendo que me encogiese de temor, al mirar, solo había más y más árboles. Suspiré y relajé mis músculos, al mirar de nuevo hacia delante, boté hacia atrás cuando me encontré el hocico de un lobo a centímetros de mi rostro.

Mi cabeza chocó contra el duro suelo haciéndome cerrar los ojos de la impresión, sin embargo, no me produjo daño alguno.

Al abrir los ojos nuevamente, ya no había nada. Y yo estaba de pie de nuevo, frente a un barranco. Sentí mi piel pegajosa, y al mirarme las manos, las tenía cubiertas de sangre, así como toda mi ropa. Hiperventilé involuntariamente, no sabía qué estaba ocurriendo.

- Solo porque intentes alargarlo todo, no significa que acabarás escapándote...

Di la espalda al barranco, encontrándome de nuevo con aquel lobo. Blanco como la nieve y ojos azules como el cielo. Su hocico y su boca no dejaba de chorrear sangre, mientras gruñía hacia mí.

- No, no...

Caminé hacia atrás cuando el lobo avanzó hacia mí, no quería que se acercara.

Ahogué un grito cuando uno de mis pies dio con la orilla del barranco, no tenía escapatoria. El lobo siguió viniendo hacia mí y cuando saltó encima, ambos caímos desde aquella gran altura.

Probablemente me dejase las cuerdas vocales allí, pero no me importó, grité y cerré mis ojos, esperando el impacto y la muerte.

Pero nada llegó.

Parpadee repetidas veces con dificultad, estaba de nuevo en el bosque y el lobo me tenía acorralada.

- No puedes escapar de lo que eres, Gaia.

Mis ojos se abrieron de golpe incorporándome en la cama con el sudor corriendo por mi piel, hasta me había quedado sin voz. Me llevé una mano al pecho, sentía mi corazón increíblemente acelerado. Tragué saliva con pesadez y pude respirar más tranquila cuando me di cuenta que no tenía ningún rastro de sangre en el cuerpo, y que todo había sido una pesadilla. Mi mente estaba jugándome una mala pasada desde que el asunto de los licántropos había llegado a mi vida; pero no entendía a qué se refería con "Gaia", aunque tampoco quería descubrirlo, me dolía terriblemente la cabeza y con esto lo único que conseguía era estar aún más inquita de lo que ya estaba de por sí.

Me levanté de la cama con las piernas temblorosas caminando directamente hacia el baño, necesitaba relajarme con un cálido baño antes de volver al mundo real.

*******

Tamborilee los dedos en la tela del sofá, mirando la televisión sin prestar demasiada atención, no sabía nada de Rodrigo desde que me había dicho que estaba trabajando hacía ya unos días. Resoplé apoyando mi cabeza en la tela del sofá. No sabía qué pensaría él si le llamase ahora, no quería parecerle una pesada. Pero entonces me di cuenta que siempre habíamos estado juntos y a ambos nos gustaba saber cada dos por tres del otro, por lo que una simple llamada no haría mal a nadie.

Marqué su número en mi móvil y me lo llevé a la oreja.

- ¿Hola?

- Rodri, soy Dani.

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