Capítulo 7.

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Capítulo editado.

~•~•~•~

Esa mañana no quería levantarme. Quería seguir durmiendo por mucho tiempo para no pensar en nada más. Pero sabía que eso no iba a ser posible. Suspiré mirando el techo de mi habitación, lo único que me tranquilizaba era saber que Rodrigo había pasado la noche en mi casa como le dije que hiciera; pues le había oído en la noche, en la habitación al lado de la mía. No sabía que habrían hablado mi hermano y él, y qué excusa le habría puesto Rodrigo para dormir aquí, pero fuera lo que fuera, no me importaba, porque ahora estaba más a salvo. Y además, así estaría más cerca de mí, al menos por un tiempo.

El descubrir que realmente me había impregnado por él, por mi mejor amigo, había sido justo cuando le recibí en la puerta; Era una inexperta con el tema de la licantropía, por lo que aún más de la llamada "Impregnación o mate"; pero una parte de mi supo en cuando le tuve delante que justamente eso me había ocurrido.

Antes de que estuviera al tanto de todo y no llevase una vida con un gran secreto como este, se podría decir que siempre tuve esa chispa especial hacia Rodrigo desde que le conocí, pero era un sentimiento extraño y no sabía cómo lidiar con ello. Él me salvó aquel frío día de primavera -algo que nunca podría llegar a compensarle-, no me conocía de nada, pero me protegió y me ayudó a encontrar a mis compañeros, a pesar de que podía haberse negado a hacerlo, pues no tenía ninguna razón para ello. Pero lo hizo, y eso inició nuestra extraña pero valiosa relación de amistad. Recordaba con exactitud cómo era todo en aquel tiempo; como Laura tenía familia allí, ella me invitaba a ir junto a ella a pasar un tiempo allí en Madrid, cuando no teníamos clases. Con ello, aprovechaba para quedar con Rodrigo, haciendo que nos conociésemos más y cada vez nos sintiésemos más unidos; A pesar de ello, las discusiones entre nosotros no eran pocas y su difícil actitud no ayudaba en nada. Hasta que un día, me cansé de la vida que llevaba.

*FlassBack*

Agarré la manga de su chaqueta, intentando que detuviera su paso.

- ¡Deja de comportarte como un cretino!

Tiró fuertemente de mi agarre, provocando que estuviera a punto de perder el equilibrio.

- ¡Deja de ser tan niñata!- Rugió con enfado.- No te metas en mis asuntos, ni en mi vida.

- ¿Y dejar que algún día acabes más muerto que vivo por esta mierda?- Tiré al suelo con rabia la pequeña bolsa transparente en donde había pastillas de colores.

Él cuando estuvo a punto de cogerla del suelo, las aplasté con un fuerte pisotón. Su mano se hizo puño y me fulminó con la mirada, para luego enderezarse y agarrar mis hombros. Hice una mueca de dolor, pero no dejé de mirarle.

Ya había lidiado con él enfadado en más ocasiones.

- ¡¿Estás loca?! ¡No eran para mí, estúpida!

- ¿Y para quién eran?- Indagué.

Apretó los labios con furia y a los pocos segundos me soltó finalmente, desordenándose el cabello. Siempre hacía eso cuando intentaba buscar alguna forma de tranquilizarse.

- Debo dinero a un tipo, y me dijo que en vez de dinero, le consiguiese las jodidas pastillas.- Bufó.

Entrecerré los ojos y apreté la mandíbula. Era tan imbécil que parecía no hacer nada por querer salir de esa vida.

- Rodrigo, no puedes seguir viviendo así.

Una sarcástica sonrisa apareció en su boca, la cual pocas veces sonreía de verdad.

- ¿Y cómo mierda quieres que cambie de vida? ¿Ah?- Se encogió de hombros.- Si no tengo nada para salir adelante.

- Busca un trabajo, o sigue estudiando; además, yo siempre te intento ayudar.- Dije con molestia, agitando los brazos.

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