Capítulo 31.

2.6K 184 19
                                    

Foto multimedia de Alessandro (Azul marino) y Leandro (Rosa anaranjado).

Capítulo editado.

~•~•~•~

Ambos muchachos esquivaron nuestras imponentes miradas sobre ellos mientras esperábamos completamente descompuestos a una explicación para lo que uno de ellos acababa de soltar, ya que al menos yo sí estaba sorprendida. ¿Lo había escuchado bien? Tuve que mirar a mi hermano por primera vez desde nuestra pelea por no poder evitar preguntarle a través del link si él sabía a lo que aquellos gemelos se referían; pero sólo obtuve su nerviosa mirada, como si estuviera preocupándose por algo. Solté un ruido nasal insistiéndole, casi como si fuera un pequeño gruñido o un berrinche, pero era como si nuestra conexión se hubiera resquebrajado y no nos pudiéramos comunicar como antes. Hugo, dejando en paz al chico que vigilaba, se acercó a mí mirándome fijamente; intentando también comprobar qué ocurría con el link.

"¿Por qué no me oyes, hermano?" Susurré.

En el momento en que Hugo sorpresivamente dejó mostrar su forma humana, miré a ambos chicos y solté un bajo gruñido, como advertencia por si tenían la idea de hacer algo a mi hermano, luego me aparté de encima del chico, quien se levantó antes de taparse sus partes íntimas igual que su hermano que se acercó cautelosamente a nosotros.

- ¿Quiénes sois?- Preguntó Hugo.

- Yo soy Alessandro.- Dijo el que anteriormente estaba debajo de mí, luego apuntó al otro chico.- Y él es Leandro. No buscamos peleas, de verdad. Hemos viajado desde Brasil para hablar con...

- Ya te oí.- Soltó mi hermano, interrumpiéndole con el ceño fruncido, como si estuviera frustrado por algo. Entonces me miró con una mueca.- Tengo que hablar con ellos. Tranquila, no creo que se atrevan a desafiarme pero tengo que pedirte algo que seguro te enfadará más... ¿Podrías ir a casa, por favor?

Mis ojos se entrecerraron mientras mis garras rasgaban la tierra bajo mis patas obligándome a no desgarrar su piel, alucinando en que me estuviera volviendo a prácticamente echar como antes. Quería que me fuera y le dejara con ellos cuando eran extraños e intrusos en nuestro territorio, no podía comprender qué mierda estaba mal con su cabeza; pero esta vez no insistiría. Estaba completamente harta. Di media vuelta, y me alejé de allí arriesgándome a que pudiera salir herido sin mi ayuda. Cuando llegué a casa, quise llorar por tan mal día que estaba teniendo con Hugo pero mis compañeros estaban esperando ya mi llegada, por lo que tuve que aguantar por un rato más. No hizo falta hablar para que el resto supiera lo que había ocurrido desde que se marcharon, les informé de todo por el link mientras yo entraba al probador de madera para transformarme y vestirme.

- Alfa debe de tener una explicación para sus acciones.- Dijo Max, pero aquello no me tranquilizó. Entré a casa, seguida de ellos.

- Tal vez el hablar con aquellos gemelos sí, pero nada puede justificar que me atacara de aquella manera.- Respondí, decepcionada y seca.- El puesto de Alfa que tiene será superior al mío, pero él como ser no es mejor que nadie. Soy su hermana, no su sirvienta.

Joanna me alcanzó en las escaleras, enredando su brazo con el mío para pegarme a ella. Los chicos ante mi humor no quisieron subir con nosotras sabiendo que no querría más compañía, simplemente se quedaron observándonos en silencio hasta que desaparecimos en el interior de mi habitación.

- Tu hermano es así, pero tú nunca te habías dado cuenta porque contigo es diferente.- Afirmó, sentándonos en mi cama.- Busca siempre lo mejor para su manada, pero a la vez es bastante duro.

- Hugo es cariñoso, y sí, siempre ha sido protector, pero jamás por querer que algo no me haga daño, él sea quien me lo haga al final.

- Contigo es cariñoso. Eres su pequeña hermana, estando tú a su lado no quiere mostrarse como con los demás.- Sostuvo con una mueca en los labios.

GaiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora