Capítulo 2.

7.9K 458 33
                                    

Foto multimedia de Rodrigo.

Capítulo editado.

~•~•~•~

La soleada y tranquila mañana se nos había pasado volando, entre risas, compras y algún que otro tema sin importancia. Nada del otro mundo. Sólo la quedada normal de dos amigas que pasaban el rato. Cuando más solía pasar el tiempo en el pueblo en sí, era por temas de estudios o cuando quedaba con Laura, ya que sinceramente nunca se me dieron bien las personas, no confiaba en ellas.

Miré a mi alrededor mientras mi mejor amiga me contaba algo sin demasiada importancia sobre un grupo de chicos que nos miró al pasar, pero de eso ya me di cuenta, ya que la gente siempre nos miraba. Chismosos sin vida propia. Nos encontrábamos en un banco del parque del pueblo, pensando en qué lugar ir para comer juntas. Hasta que una mano tocó mi hombro, haciendo que voltease al instante; unos intensos ojos verdes me miraron con gracia, regalándome una dulce sonrisa de sus labios. Abrí los ojos por demás y sentí mi corazón acelerarse con simplemente saber que estaba ahí, delante de mí, mirándome.

- Hola, pequeña.- Me saludó con voz grave.

Solté un pequeño gritito de emoción y salté a sus brazos, los cuales me correspondieron el abrazo que le di con tanta ansia. Al fin le veía de nuevo, extrañaba estar a su lado. Hacía dos semanas que no le veía.

- Cómo te eché de menos, imbécil.- Susurré sin despegarme de él. Sentí su risa, haciendo vibrar su pecho.

- Yo mucho más.

Segundos después me separé de él y posé una mano en su mejilla, él, sin dejar de sonreír, se apoyó el ella de forma adorable. Después, acaricié su cabello oscuro, el cual le tenía más largo por arriba y corto a los lados; provocando que echara de menos enredar con los pequeños par de tirabuzones que se le formaban y tapaban parte de su frente. A Rodrigo no le gustaban y siempre intentaba deshacerse de ellos.

- ¿En dónde te metiste?- Le pregunté.

Él por un momento dejó de repasar cada ángulo de mi rostro y se quedó fijo en mi mirada preocupada. En ningún momento había apartado su mano de mi cintura, manteniéndome cerca de él.

- De viaje.- Se encogió de hombros.- En unas tranquilas playas lejos de aquí.

Fruncí levemente el ceño, un tanto confusa.

- ¿Y no podías haberme avisado? Te estuve buscando y llamando.- Repuse.- Sabes que me preocupo por ti.

Sonrió sin enseñar los dientes, con calidez.

- Lo sé, pequeña. Sólo quería despejarme de todo. Pensar en lo que haría en mi vida y con quién.- Se sinceró, mirándome con gran intensidad.

- ¿Y yo estoy en tus planes?- Pregunté lentamente.

- Por supuesto. ¿Lo dudabas?- Me apretó más a él.

Negué con más tranquilidad la cabeza.

Llevábamos siendo mejores amigos desde hacía aproximadamente tres años. Aunque ahora estábamos muy unidos, mucho más que antes, al principio nuestras diferentes formas de vida y de pensar chocaron con cierta violencia. Pero aún siendo tan diferentes el uno del otro, de alguna forma, concordábamos con perfección. Éramos pacientes el uno con el otro, nos entendíamos y nos protegíamos ante todo.

La primera vez que el destino hizo que nuestros caminos se cruzaran, nunca lo olvidaría, jamás podría.

*Flashback*

Tres años atrás. 27 de Abril.

Observé las solitarias y oscuras calles de aquel sitio con cierto temor, apenas había personas, y las que había, me daban pavor. Prostitutas, camioneros, vagabundos, algún que otro comerciante, bandas que no se veían principalmente amistosas... Me abracé a mi misma y paré en frente de un hombre que vendía perritos calientes, los cuales estaban verdes y con moscas sobrevolando el lugar; me tragué la arcada que me revolvió el estómago ante eso y miré el hombre con una enorme barriga y barba de varias semanas.

GaiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora