Capítulo 35.

2.3K 160 7
                                    

Capítulo editado.

·······

Me crucé de brazos y seguí moviéndome en aquella silla con ayuda de mis piernas, mientras Hugo caminaba de un lado para otro dando vueltas como si fuera un perro persiguiendo su propia cola una y otra vez. Por una vez más miré todas esas luces en el techo sobre nuestras cabezas y suspiré con melancolía.

- Papá sabía que a ambos nos había gustado siempre mirar las estrellas y por eso lo ha hecho así.- Comenté pensando en ello, recostándome más en la cómoda silla con el olor aún permanente de Mark. Tierra y papel, una mezcla de olores que sólo él tiene. Agité la cabeza obligándome a rectificarme; que sólo él tenía.- ¿Cuánto dinero gastaría para conseguir ese resultado?

- ¡Espera!- Dijo mi hermano, parando su nervioso paso.- Joder, espera. ¿Te enteraste de que realmente eres una diosa que eligió este cuerpo y esta familia para vivir en este mundo, que tu vida lo más probable es que cambie radicalmente y... estás así?

- ¿Así cómo?

- Pues... así, Dani.- Me señaló con sus manos, mostrando humorísticos gestos de forma inconsciente.- No puede ser que estés tan tranquila, cuando a mí me lo contaron me costó entenderlo.

- Creo que aún lo estoy asimilando y que por eso aún no respondo de la forma más normal.- Dije, encogiéndome de hombros.- Tengo demasiadas cosas en la cabeza que requieren más mi atención en este momento. Más adelante tendré tiempo de asumir un poder que no deseo y consolar mi corazón por la pérdida de papá.

Hugo se había quedado completamente quieto mientras que hablaba y aún a pesar de haber terminado, seguía mirándome atenta y silenciosamente. Quité mi mirada del techo para clavarla en la azulada de mi hermano mayor, regalándonos mutuamente un pensativo silencio que parecía decir mucho. No sabía exactamente que tenía que decir más, o tal vez si tenía que hacer algo pero el caso es que comenzaba a ponerme nerviosa el que no estuviera dando ninguna señal de lo que pensaba sobre mi respuesta. Finalmente le oí inspirar profundamente, como si recién se hubiera dado cuenta que debía seguir respirando.

- Te comprendo, a mí me ocurre lo mismo.- Suspiró, dándome una sincera sonrisa que agradecí. Luego miró las estanterías a sus costados.- ¿Tienes idea de lo que tienes que hacer ahora?

- Lo sigo pensando.- Admití, mordiéndome la punta de la lengua.- Papá siempre fue un poco empollón, no me sorprendería que quisiera que nos preparáramos buscando y analizando entre tantas de estas páginas.

Conseguí sacarle algunas risas al rubio, lo que me hizo sonreír con calidez viéndole acercarse hasta mí para tenderme su mano, la tomé y me levanté ante el impulso que hizo él provocando que me chocara contra su pecho y rápidamente me envolviera entre sus brazos en un fuerte abrazo. Sentí como hundía su nariz en mi cabello mientras el palpitar de su siempre constante corazón comenzaba a descontrolarse, aquello me preocupó. No deshice el abrazo, pero estiré mi cabeza hacia atrás hasta que conseguí que dejara de esconder su rostro y pudiera ver su perfil. Estaba llorando. Cambié rápidamente mis brazos de su cintura a su cuello, volviendo a rehacer el abrazo con mi poca estabilidad resquebrajándose al ver a mi hermano de aquella forma tan vulnerable. Sus sollozos pronto fueron acompañados por los míos, entremezclándose, uniendo esos lazos que hacía unos días estaban rompiéndose a pasos agigantados.

*****

Dejé de mirar mi cabello en el reflejo del espejo mientras me realizaba una trenza para clavar los ojos en Coco, quien intentaba comer el pienso especial para cachorros que estaba estrenando por primera vez, tirando varias piezas al suelo, más jugando con la comida que otra cosa. Después de atarme la trenza, recogí su desperdicio y le cogí en brazos a él, saliendo de la habitación para desayunar, cogiendo aquella mañana simplemente una pieza de fruta que fui comiéndome a medida que caminaba hacia el jardín delantero, soltando a Coco en el césped para que correteara todo lo que se le viniera en gana mientras que yo hacía varios tipos de estiramientos para estar completamente preparada para cuando entrenásemos. Escuchar los pasos de Joanna acercándose hasta mí con rapidez no hizo que me detuviera.

GaiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora