Capítulo 4.

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Foto multimedia de Laura.

Una pregunta, ¿A vosotrxs se os ve correctamente el Prefacio? Wattpad últimamente me está dando problemas que estoy intentando solucionar. Agradecería millones que me respondiera alguien

Capítulo editado.

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Deslicé el dedo por la parte táctil verde de la pantalla telefónica, llevándomelo al oído.

- ¿Cariño? Soy mamá.- Dijo ella al instante.

- Hola.- Susurré.

- Dani, mi niña.- Dijo al darse cuenta que era yo.- Acabamos de enterarnos de que estabas en el Hospital. ¿Estás bien?- Preguntó con preocupación.

- Sí... ya sabes, soy una patosa.- Tragué saliva.

- Menos mal, cariño.- Suspiró con alivio.

- ¿Dónde estáis?

- Estamos...- Se calló un momento, parecía estar hablando con varias personas a la vez. Fruncí el ceño al entender alguna palabra. Luego carraspeó y pareció volver conmigo.- Ya sabes cariño, trabajando.

Sentí la sangre correr por mis venas con rabia. Mentirosa. Cuando habló con quien fuera que fuesen oí las palabras "entrenamiento" y "proteger". No sabía qué significaba exactamente eso para que fuera más importante que el venir a ver a su hija al Hospital, pero de algo estaba segura, y es que no estaban trabajando.

- ¿Y papá? Quiero hablar con él.- Dije bruscamente.

- Él no puede ponerse ahora, hija. Está muy ocupado.

Gruñí y resoplé.

- ¿No vais a venir a verme?

Mi madre se quedó por un par de segundos en silencio y luego suspiró.

- Nos encantaría en serio, pero no podem...

La interrumpí.

- ¡Estoy harta! ¡Sois unos mentirosos, no estáis trabajando! No sé qué mierda estaréis haciendo, pero pasar de vuestra hija se os da de la hostia.- Gruñí alzando la voz, sintiendo de nuevo el dolor de cabeza que la otra vez que discutí con ella, pero esta vez no intenté controlarme.- Estoy harta de vosotros, de que mis propios padres ya no sean los mismos que antes, de que os estéis alejando, de que no os preocupéis ya por vuestros hijos.

Apreté la mandíbula con fuerza y el teléfono, sintiendo que mis ojos también comenzaban a escocer. Temblé de la rabia.

- Daniela, todo lo hacemos por ti, porque te queremos...- Intentó tranquilizarme, su voz sonaba con dolor.

- ¡No quiero excusas! ¡Basta, no más mentiras! No quiero volver a saber n-nada de vosotros.

Colgué dejándola con la palabra en la boca y dejé caer el móvil al suelo. Me llevé las manos a la cabeza y cerré con fuerza los ojos, nunca me había enfadado tanto, y nunca me había llegado a doler tanto la cabeza por ello. No sabía qué estaba sucediendo en mí. Sentía que en cualquier momento mi cabeza explotaría, me dolía muchísimo y ya no conseguía abrir los ojos. Al intentar respirar profundamente, parecía como si estuviese gruñendo, pero no podía ser posible. O tal vez era por...

Tiré todos los aparatos que estaban al lado mío de la camilla al avanzar lejos de ella, buscando la puerta. Intenté pedir ayuda, pero solo me salió la voz demasiado ronca, y esta vez sí me percaté del gruñido que solté. Tapé mis oídos cuando oí la puerta abrirse, sentía como si hubiesen subido el volumen de todo lo que me rodeaba, los sentía demasiado sensibles y agudizados.

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