Here U Are | minjoong

Final

—Mingi... lo he estado pensando...

Hongjoong y su chico estaban acostados en el césped del parque de la uni.

La tarde casi acababa y aunque el frío invernal de aquel especial diciembre había sido reemplazado por días soleados y calurosos de verano, aún corrían brisas frescas.

Mientras que Song acariciaba con cariño las hebras pelirrojas del mayor, escuchaba atentamente a todas sus palabras.

Miró con dedicación todas las facciones de su novio, invitándolo a seguir hablando.

—Mingi... puedes negarte si no quieres. No es tu obligación hacerlo, de todos modos yo puedo encontrar otra manera de realizarlo solo, aunque pues la verdad me da miedo, pero debo de intentarlo, sino...

—Hey, tranquilo —calmó cariñosamente el más alto antes de que Kim siguiese balbuceando —. Siempre te voy a apoyar en todo. Te lo dije, ¿no? No importa que sea, yo me quedaré a tu lado. Lo prometo.

Hongjoong sonrió y se tranquilizó.

Así que después de unas cuantas bocanadas de aire, le dijo a Mingi su idea.

—¿Me acompañas a casa?

[...]

La noche había llegado y después de darse un exageradamente largo baño, Hongjoong se armó de valor para marcar el número de su madre.

Era hora de enfrentarlos.

Debía defender aquella relación que tanto se negó aceptar. Mingi y su familia se habían esforzado tanto que lo impulsó a tomar cartas en el asunto, recordando que esta vez no estaba solo.

Unos cuantos timbres sonaron, hasta que su progenitora respondió la llamada.

—Hola, mamá...

—Soy yo. Tu mamá está en la ducha.

La voz de su padre resonó contra su oído.

Pero en vez de sentir miedo, se prometió a sí mismo terminar con ese problema de una vez por todas.

—Papá, yo... Yo tengo un novio.

Silencio.

Lo único que podía escuchar al otro lado de la línea era la pesada respiración de su mayor.

—Quiero que ustedes lo conozcan —siguió insistiendo el pelirrojo.

Como no recibió respuesta, separó el celular de su oído, resignándose a colgar.

Pero antes de pulsar aquel botón rojo, de nuevo la voz de su papá se escuchó.

—¿Cuando?

Hongjoong trató de acomodar bien sus palabras que no pudo evitar la insistencia de su progenitor.

—¿Cuando vendrán?

—Uh, este... ¡El sábado! —respondió nervioso.

—Está bien. ¿Algo más que quieras decir?

—N-No.

—De acuerdo.

Y la llamada terminó.