Capítulo 02

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El primer trimestre había comenzado.

Era un día bastante soleado, las hojas de los árboles crujían al compás de las frescas briscas que recorrían la ciudad.

Hongjoong comenzó su servicio de asistencia de menores, ya que para los chicos de su grado era básicamente obligatorio cumplir ese requisito.

Ya que era una universidad militar, durante el primer año, los alumnos tenían que cumplir con diversos entrenamientos militares y al saber lo infernales que eran estos, no le molestaba para nada asesorar a sus menores.

—¡Han hecho un buen trabajo! —saludó eufóricamente al acercarse a su grupo asignado que se encontraba en un descanso.

—¡Hola, hyung! —saludaron todos de vuelta.

—¡Hola a todos! Veo que siguen llenos de energía. ¡Permítanme presentarme! Soy un estudiante de diseño de segundo año, y me llamo Kim Hongjoong. Voy a ser el asistente del grupo. Por ahora, me centraré en supervisar su entrenamiento diario, y en caso de que el asesor se ausente pueden pedirme cualquier cosa que necesiten.

Los alumnos asintieron a las palabras del pelirrojo, sintiéndose plenamente en confianza gracias a la seguridad del mayor, quien siempre mostraba una sonrisa.

—Voy a pasar lista. Cuando oigan sus nombres, levanten la mano para que sepa que están aquí, así podremos empezar a conocernos —comentó el más bajito mientras revisaba la lista que le habían asignado, topándose con cierto nombre.

No estaba seguro de quien se trataba, ya que había conocido a muchos chicos el día de los registros, pero de lo que sí estaba seguro es que aquel nombre le provocaba cierto malestar en su sistema.

—¿Song Mingi...?

—Aquí.

Se giró rápidamente para toparse con el dueño de aquella voz que recordaba muy bien, encontrándose una vez más con aquel menor con estatura de rascacielos que le había provocado tantos problemas.

Su mirada no había cambiado, lucía igual de indiferente y cuando hicieron contacto visual, el menor se aseguró de dirigir rápidamente su mirada a otro lugar, haciendo que Kim pusiera los ojos en blanco inevitablemente.

Era imposible que eso fuera coincidencia.


Un par de días pasaron y las cosas no habían cambiado tanto

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Un par de días pasaron y las cosas no habían cambiado tanto.

Asistía a los entrenamientos y brindaba su ayuda a todos sus menores, sin intercambiar palabras con el más alto.

Aquello le provocaba intriga y una leve pizca de molestia, pero eso no era obstáculo para seguir haciendo su trabajo.

—¡Buen trabajo a todos! Traigo botellas de agua, ¡vengan por la suya!

El grupo entero corrió hacia el mayor brindándoles múltiples gracias junto a sonrisas, a la par que las chicas lo veían un tanto a la lejanía con pena.

Here U Are | minjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora