Capítulo 33

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Después de una larga y agotadora jornada laboral, Park Seonghwa por fin pudo cerrar su bar para disfrutar en tranquilidad de un buen cigarrillo.

Se encontraba en la parte trasera de su negocio en cuanto notó un bulto tirado a un lado de su puerta, asustándolo de inmediato.

Se tomó sus segundos para tratar de asimilar aquella escena, hasta que llegó a la conclusión de que era solamente un cliente totalmente ebrio e inconsciente. El chico tenía la capucha de su hoodie puesta, cubriendo su rostro por completo.

Así que, con lo curioso que era, el azabache no dudó en revisar al joven dormido.

Se agachó sobre sus cuclillas para quedar a la altura del otro, alzando con cuidado la capucha, abriendo bien los ojos al ver las finas facciones del chico.

Su rostro estaba cubierto tiernamente e un leve sonrojo hasta llegar a sus orejas, su cabello acaramelado se notaba sedoso desde la lejanía mientras que algunos de sus mechones caían rebeldemente sobre sus ojos, prestándole atención luego a la pequeña marca de nacimiento que tenía al lado de su ojo izquierdo.

Después de definir todo su rostro al cabo de unos minutos y de pensar no tan secretamente de que el chico era absolutamente precioso, dándole leves palmaditas en su mejilla decidió despertarlo, debía irse a su casa y no pensaba dejar a un tipo tirado justo detrás de su establecimiento.

—¡Hey, niño! ¡Despierta! Este no es un sitio para siestas.

A cambio, el chico de cabellos dorados abrió los ojos lentamente, observando la borrosa figura frente a él, sin estar realmente consciente de su entorno, por lo que, torpemente, atrapó la cintura del azabache, abrazándolo como si fuese un peluche, para luego hablar en casi un susurro y de corrido.

—Déjame quedarme a dormir en tu casa...

Y sonriendo de lado, Seonghwa con gusto respondió —Bueno, si tú quieres...


Y sonriendo de lado, Seonghwa con gusto respondió —Bueno, si tú quieres

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Las escaleras de la universidad parecían eternas.

Por estar en las nubes desde la noche anterior, Hongjoong estaba completamente cansado por no haber podido dormir casi nada. Pero bueno, no era para menos.

Se había besado más de dos veces con Mingi cuando había jurado silenciosamente no hacerlo.

Sus pies se arrastraban con pesadez a lo largo del vacío pasillo de las oficinas de control escolar, repitiendo una y otra vez aquella escena como si se tratase de un cassette.

Entonces mirando desganado por la ventanilla de las oficinas, notó como Song se despedía de su orientadora para luego encaminarse hasta la salida, provocando que el cansancio desapareciera por completo para ser reemplazado por la ansiedad.

Busco desesperado en los alrededores algún lugar para ocultarse, pero siendo más rápido, Mingi salió de la oficina, encontrándose irremediablemente con el pelirrojo.

Here U Are | minjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora