❝ Él era Kim Hongjoong, y estaba en su segundo año de la universidad.
De repente una voz apareció detrás de él.
Y justo como en un cómic...
Aquel día se topó con alguien que se volvería muy especial para él. ❞
⤷ minjoong (Song Mingi x Kim Hongjoong)...
Después de la discusión con el más alto tuvo que dirigirse con la maestra encargada del grupo de primer año que asistía, así que no tuvo ni tiempo para despejar su enojo.
—¿Qué tal te llevas con el grupo 2? —preguntó la mayor con su típica sonrisa amable.
—No tan mal... ¡Todos tienen muy buen espíritu! —respondió lo más sincero posible.
—¿Te suena el nombre Song Mingi, un estudiante, así como muy alto? Faltó al entrenamiento de ayer.
—Ah, sí, lo recuerdo. Se escabulló de entrenar hace poco.
—Y en cuanto a eso, me lo he encontrado hace un rato. Me gustaría hablarte de él, estoy algo preocupada. No parece encajar del todo.
—¿Qué? Ya no es un niño, ¿qué podría hacer yo por él? —dijo ya molesto —. Uh... ¿sonreírle maternalmente ayudaría? No sé.
—De hecho... su madre murió cuando se fueron de vacaciones.
Aquellas palabras le cayeron como un balde de agua fría.
Sin darle muchas vueltas al asunto, sintió como nuevamente un peso se acumulaba en sus hombros, haciéndole sentir culpable por su comportamiento con el chico.
—Su padre me llamó y me dijo que ayer se fue a casa.
—¿Hah?
—Lo hizo porque su padre estaba solo en casa, y estaba muy preocupado, así que volvió.
—Ya veo...
—Desde que era pequeño, Mingi siempre ha sido taciturno y poco hablador. Su madre ha muerto y sus ánimos no son los mejores. Además, acaba de llegar a una nueva ciudad, así que su papá está aún más preocupado... Ser padre es así. Cuando sus hijos se van, no pueden evitar sentirse intranquilos, pero ustedes son unos jóvenes orgullosos, y no se rinden fácilmente.
La mayor se levantó de su silla y colocó su mano en el hombro del pelirrojo, quien solo la veía sin saber que decir realmente.
—Soy una profesora, y no podré ser de mucha ayuda. Así que, como asistente de grupo de tus compañeros... tienes que prestarle atención, y hablar las cosas con él.
—Claro, lo entiendo —respondió con simpleza, regalándole una sonrisa a la mujer.
Si tan solo supiese que lo acababa de insultar.
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—¡Choi San! Dijiste que me asignarías un nuevo trabajo... y cada día estoy yendo al campo de entrenamiento casi muriéndome por las quemaduras solares, ¡y cansa mucho!
Kim azotó su vaso contra la mesa del restaurante en donde estaba cenando con uno de sus mejores amigos, en un intento de desahogarse de todo el enojo que había acumulado ese día.
