Capítulo 31

647 111 9
                                    

El último día del torneo había comenzado.

Mínimamente aquel molesto programa estaba a punto de terminar.

—¡Buenas tardes a todos! ¡La competición de atletismo ha llegado a su final! ¡Yo, el director, los voy a acompañar en la ceremonia final —el directivo hablaba con su micrófono desde la parte más alta de las gradas, animando a todos los jóvenes en el campo —. Para promover el trabajo en equipo y el compañerismo entre nuestras distintas especialidades, vamos a terminar con una competición en equipos, y este año será... ¡una carrera de 1500 metros con peso a la espalda!

Los gritos de los espectadores no se hicieron esperar y llenaron el ambiente de altas expectativas.

Hongjoong se encontraba estirando sus brazos mientras escuchaba sin real atención las indicaciones de su director.

Estaba a punto de bostezar en cuanto sintió como otra persona chocaba con su brazo por accidente, por lo que se volteó inmediatamente para pedir disculpas, pero lo que vió sus ojos lo hizo delirar.

Eran exageradamente demasiadas coincidencias.

Mingi estaba a su lado, y para el colmo, era su compañero de equipo.

Ambos mantuvieron un fuerte contacto visual sin palabras de por medio, ya que no sabían que decir realmente. Finalmente, se limitaron a ajustar las mochilas de peso extra para la carrera, posicionándose cada quien por su parte en su lugar.

El equipo entero tomó sus respectivos puestos, y en cuanto el disparo resonó por todo el lugar, todos se apresuraron en correr.

Cada equipo consistía en cuatro participantes, por lo que si querían ganar, todos debían cruzar la línea de meta y ayudarse entre el proceso para lograr aquello.

Sin ser realmente una sorpresa, Mingi se adelantó dejando atrás por unos cuantos pasos a los otros tres chicos. Fue entonces cuando Hongjoong pudo admirar una vez más la ancha espalda de su menor. De verdad que ese chico era increíble, pensaba.

El pelirrojo sintió como una de las chicas de su equipo se quedaba más y más atrás con cada paso que daba, por lo que decidió caminar hacia ella para ayudarla.

—¡Quítate la mochila y dámela a mí! —le dijo con una sonrisa, ocultando perfectamente el hecho de que también estaba cansado.

—¿Eso... se puede? —respondió con pena la chica.

—Claro, tú sigue corriendo. Te será más fácil así.

—Bueno, está bien, gracias...

Se apresuró en colgarse la otra mochila, pero luego unos gritos llenos de entusiasmo lo exaltaron. Un integrante del equipo contrario cargaba en su espalda a una de sus compañeras, haciéndole saber que ser justos en aquella competición no lo haría ganar.

Siguió corriendo ahora nervioso ya que estaban básicamente perdiendo, y no notó cuando uno de sus pies se enredó con el otro, haciéndolo tropezar. Ese definitivamente no era su día.

Pero, como si fuese un sueño de nunca acabar, Song tomó su mano y logró estabilizarlo.

Entonces, ahora agarrados de la mano, comenzaron a correr.

—Yo te ayudo —habló Song confiado, tomando con fuerza la mano de su mayor mientras este iba detrás de él.

Kim estaba a punto de quejarse, pero, al sentir la calidez que emanaba la mano contraria, emocionándolo y olvidando todos sus problemas.

Here U Are | minjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora