Here U Are | minjoong

Capítulo 24

—¡Song Mingi ha vuelto a sacar la mejor nota de la clase de matemáticas! Es un ejemplo a seguir para todos ustedes. Sobre todo para ti, Keonhee, cuando acaben las clases Mingi va a ayudarte con algunos ejercicios extras —mencionó en voz alta su profesor de secundaria.

—Este... Profesor, ¿podría ayudarme alguna otra persona? —respondió el otro alumno mencionado anteriormente.

—¿Y eso por qué?

—Es que... es muy antipático.

[...]

—Ya veo... Te han vuelto a decir lo mismo... Y encima delante de toda la clase —dijo su papá mirando con comprensión a su pequeño.

—Sí.

Un Mingi de trece años se encontraba sentado en la sala de su casa junto a su padre y su madre, hablando sobre el reciente problema que lo venía persiguiendo aún en la secundaria.

—Min, deberías hablar con ellos, se tú el que dé el primer paso. Si hablan las cosas, seguro que te acaban entendiendo mejor —mencionó su progenitor dándole leves palmaditas en la espalda a su hijo.

—De acuerdo...

—¡Que no te afecte, hijo! ¡Si hablarles no funciona, pues no estés con ellos! ¡¿A quién le importa lo que piensen?! —comentó su mamá falsamente enojada mientras restregaba su cabeza contra la de su hijo, tratándole de compartir un poco de todo el cariño que sentía por el castaño.

—Cariño, no te emociones tanto... —dijo el mayor riendo mientras abrazaba también al chico a su lado.

—No podemos dejar que nuestro hijo piense que es él quien ha hecho mal las cosas.

—Pero así no vas a solucionar nada.

—¡¿Y qué más da?! ¡Con lo lindo y tierno que es nuestro MinMin!

Y con eso Mingi tenía suficiente.

No necesitaba amigos, no necesitaba quien lo entendiera. Al fin y al cabo mamá y papá siempre estarían con él.

[...]

Una cartera tirada en el suelo se encontraba frente a él.

Había pasado a preparatoria y aún seguía solo, pero ahora que ya acostumbrado no le molestaba la tranquilidad que siempre inundaba su alrededor.

Por instinto levantó aquel objeto al reconocerlo, ya que se lo había visto a una chica de su clase.

Tal vez, solo tal vez, si amablemente lo regresaba a su dueña, comenzarían a hablarle, o al menos eso pensaba. Así que con una leve sonrisa se dirigió a su salón.

Pero, vaya que estaba equivocado.

Al llegar se encontró con todo el grupito de amigas de la chica, consolándola por haber perdido todo su dinero.

Pero en cuanto lo vieron parado junto la puerta sosteniendo en una de sus manos la preciada cartera, en vez de recibir las gracias por haberlo encontrado, falsas acusaciones cayeron en él como si fueran lanzas.