Seis meses después
—¿Cómo es que has logrado deshacerte el peinado? —preguntó Gia.
Madison se encogió de hombros. Sentada frente a su tocador, Gia estaba ocupada colocando pasadores para mantener su cabello en su lugar.
—No lo sé. ¿Quizá mientras bailaba?
Un rubor traicionero tiñó su rostro.
—Oh, por Dios. ¿No pudieron esperar a su noche de bodas?
Madison soltó una risita nerviosa y se abstuvo de responder.
La fiesta estaba en su apogeo. Horas antes, Patrick y Madison se habían dado el sí ante el altar.
—Listo —anunció Gia—. Creo que he vuelto a dejarte presentable.
Madison se levantó y se miró en el espejo. Giró haciendo que su vestido formara un remolino en sus tobillos.
—Está perfecto —le dio un corto abrazo a Gia.
—Volvamos a la fiesta.
Patrick entró a la habitación sin tocar.
—¿Está aquí mi esposa? —le dedicó una sonrisa exultante apenas verla—. Dios, cada vez que te veo estás más hermosa. Se acercó a ella sin dudar y Gia se interpuso en su camino.
—Acabo de arreglarle el peinado, Patrick, y aún debe estar presentable para su baile oficial como novios y para cortar el pastel.
—Creo que podemos prescindir de todo eso.
—No, no pueden. ¡Madison, dile algo!
—Patrick, sé bueno —lo tomó de la mano para conducirlo de regreso a la fiesta.
—Muero por arrancarte ese vestido con los dientes —le dijo en un susurro al parecer no tan bajo.
—Sigo aquí, Patrick.
Patrick soltó una carcajada.
—Lo siento, Gia, no puedo evitarlo. Ya me entenderás cuando tú te cases.
Gia frunció el ceño.
—Yo no voy a casarme nunca.
—¿No? ¿Hacemos una apuesta? Estoy bastante seguro de ganar.
—Por favor, no vayan a pelear —intervino Madison.
—Yo no empecé —pronunciaron al unísono Gia y Patrick, y Madison puso los ojos en blanco.
La fiesta se llevaba a cabo en el patio trasero de Field of Angels. Se habían dispuesto mesas en el jardín cubiertas con manteles blancos. La orquesta se había colocado en la parte adoquinada y el techo de tejas rojas había sido adornado con series de luces.
Sobre la alberca se había colocado un piso transparente que serviría de pista de baile. Cuando Madison y Patrick hicieron de nueva cuenta su aparición el maestro de ceremonias anunció que bailarían su primer baile como esposos y los invitados prorrumpieron en aplausos.
Patrick y Madison se colocaron en el centro de la pista, esperando que la orquesta comenzara a tocar.
Ella miró a su alrededor. Centró su atención en Martha que había acudido a la fiesta acompañada de Bradley Donovan; en Janice, la madre de Patrick y en Kaily, su hermana; en Gia y Frank Hall, y sintió una calidez que la recorrió por dentro al darse cuenta que al fin podía decir que tenía un hogar y una familia.
Cuando sus ojos volvieron a centrase en Patrick, en el hombre que amaba, la felicidad de Madison estuvo completa.
—Creía que no te gustaba bailar —le dijo a Patrick cuando los primeros compases de la música comenzaron a sonar.ƒ
—Ya sabes que por ti haría cualquier cosa —respondió Patrick, para después inclinarse a darle un beso.
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OTRA OPORTUNIDAD PARA EL AMOR
RomanceDISPONIBLE YA EN AMAZON EN VERSIÓN KINDLE, PASTA BLANDA Y PASTA DURA. ESCENAS EXTENDIDAS. Se despidió con una nota que dejó en su habitación. No pudo decírselo de frente y mirarlo a los ojos. Tenía dieciocho años y no sabía como expresar con palabra...