Aquella mañana al despertar, esperó ver a su lado el cuerpo femenino que le había seducido la noche anterior y el cual había disfrutado como hace mucho no lo hacía. Sin embargo, se encontró solo en aquella cama vieja del hotel que distaba en demasía de la elegancia al cual él estaba acostumbrado, como miembro de la familia Richard, el lujo y la distinción siempre hacían parte de su vida, pero no esa noche, esa había sido diferente.
Se levantó y buscó su celular para mirar la hora y llamar a su conductor personal y que éste lo recogiera en aquel lugar, se suponía que sólo había salido a beber un par de copas después de su arribo a la ciudad, una que no visitaba desde hace muchos años, tiempo que pasó viviendo entre Inglaterra y Rusia, es decir, entre la familia de su padre y la familia de su madre, y con su ajetreada vida no se había interesado en visitar de nuevo aquella ciudad de Estados Unidos que le traía tan malos recuerdos.
Sin embargo, se había presentado una oportunidad para demostrarle a su padre que era digno de heredar la mayor parte de su complejo hotelero, él y no otro de sus hermanos, por más estudios o experiencia que aquellos tuvieran.
Owen siempre había sido un rebelde, el menor de la familia de tres hijos, un chico problema que había elegido disfrutar la vida en vez de vivir aburrido entre aulas de clase y oficinas. Eso le había llevado a tener uno que otro inconveniente, y el sermón interminable de su padre.
Ninguno que lo conociera de verdad podría decir que era un hombre ejemplar, puesto que la diversión a la que él estaba acostumbrado a veces se salía de control y él no podía evitarlo, por lo cual estar ahora en esta ciudad aceptando el reto de su padre de dirigir exitosamente uno de los hoteles, como última opción de ser reconocido como alguien valioso, le generaba un malestar interno, porque por un lado deseaba botar todo a la mierda y continuar con su libertad, pero por otro lado, él quería demostrar que es un hombre capaz de hacer lo que se propusiese y así nadie podría volver a burlarse de sus capacidades.
Su padre se había cansado de tener un hijo como él, no escatimaba en elogios para sus hermanos, pero a él siempre lo insultaba y trataba como si no valiera nada, y ya estaba cansado de todo eso, eso de ser el hijo perfecto nunca le interesó, pero no podía negar que por una vez quería superar a sus hermanos y ganar la confianza de su padre, quizás después dejara todo abandonado una vez se aburriera, pero por lo pronto le diría a todos que estaba detrás de heredar la mayor parte de los negocios de su padre, así fuera sólo para ver rabiar a sus hermanos.
No encontró su celular sobre la mesa de noche y recordó no haberlo sacado de su pantalón. Se incorporó y algo llamó su atención, lo que sí había en la mesa de noche eran unos cuantos billetes y una nota, se giró a todos lados como buscando a la mujer para hallar alguna explicación, pero definitivamente estaba solo, arrugó su entrecejo ante esa imagen, así que tomó la nota y leyó: Te lo has ganado
Se sorprendió y contó los billetes, 150 dólares, dinero que posteriormente arrugó entre sus dedos, aquella hermosa mujer lo había tomado como un vulgar prostituto, le había pagado, ¿es que acaso en su rostro había un letrero en el que dijera que él no era capaz de ser algo mejor? ¿Ella al igual que los miembros de su familia creían que era un tonto incapaz de no tener un trabajo digno? Lo habían ofendido de muchas formas, pero jamás lo habían humillado de tal manera.
Tiró la sábana que aún cubría su desnudez, se lanzó de la cama con toda la fuerza que la furia le impulsaba, tiró el dinero sobre la cama y la vio detenidamente, ésta había sido testigo de aquel encuentro que hasta hace unos momentos había sido uno de los más deliciosos que había tenido y que parecían demostrarle que regresar a esta ciudad no era una mala idea, pero después de encontrar ese dinero como si fuera un vulgar prostituto, y todavía esa nota, que daba a entender que su "trabajo" fue satisfactorio, como si no pudiera ser alguien importante y que por el contrario pudiera pagar por el servicio, se sintió molesto, tanto que sólo quería encontrar de nuevo a la mujer y dejarle claro que él no necesitaba su dinero, que él era un hombre poderoso y capaz de ocupar un trabajo importante en la sociedad, no un hombre que como único mérito tiene su cuerpo para obtener dinero.
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Martina en busca del O
ChickLitMartina Risso, años atrás su vida no fue sencilla después de quedar embarazada y ser obligada a casarse como consecuencia, para convivir con alguien que nunca la satisfizo sexualmente ni la amó. Pero ahora, como adulta y alejada de su familia es una...