Damián con el corazón más tranquilo ha partido hacía la universidad, era hora de concentrarse en él y en el camino que quería recorrer, todo por solicitud de su progenitora, quien lo despidió con muchos besos y abrazos y también algunos bocadillos para el camino.
Ahora al estar sola con Owen era el momento perfecto para los dos, la de cabello oscuro ya había hecho algunos intentos de acercamiento, pero aquel buscaba alguna excusa o se distraía con Damián y Cariño para evadir las insinuaciones de Martina, ella entendía que no quería forzarla, pero era hora de acabar con ese fantasma que los rodeaba. Así que incluso había enviado a Cariño a la guardería canina para que se quedara ahí esta noche y así, sin su hijo humano y su hijo peludo no tendría más remedio que ceder.
Se bañó, se perfumó y se vistió con un bata de seda, tan suave y transparente que era imposible no ver la desnudez bajo la prenda, o por lo menos ese era el plan, mientras Owen ajeno a los planes de su novia se entretenía viendo un partido de fútbol internacional. Sintió la mano femenina acariciar su nuca haciéndolo girar para encontrarse con aquella seductora visión, sus ojos se exorbitaron y se relamió los labios, pero inmediatamente volvió a girar su rostro hacia el televisor.
—Vaya, no llevamos tanto tiempo como para que te parezca más interesante unos hombres sudorosos tras un balón que yo estando recién bañada y semidesnuda— ironizó forzando una voz afligida.
—No es momento, aún no, no tienes que forzarte— respondió aquel sin mirarla.
—Y eso lo dices tú porque eres quien decide sobre mi cuerpo, supongo— se había preparado para contra atacar y derribar todas sus defensas.
—No es eso, tú lo sabes.
—Yo he estado trabajando mucho con la Doctora Smith y ella también ha trabajado contigo y con Damián, porque no me han dejado sola y sé que me aman y quieren que sea feliz, se los agradezco, pero no quiero que decidas sobre mí.... estoy lista— afirmó casi en un ruego.
—No quiero que te sientas mal— volvió a negar el hombre quien desde lo ocurrido había vivido un infierno, por poco mata a Alejandro en el juzgado a no ser por la intromisión de Damián y un par de policías, en caso contrario en este momento estaría tras las rejas, aunque si así hubiese sido no tendría remordimiento, o por lo menos pensaba así hasta ahora.
—Me siento mal si me rechazas— caminó hasta estar frente a él y se sentó en su regazo para hablarle y mirarlo a los ojos.
—Podemos ver una película y abrazarnos simplemente— intentó persuadirla, había estado leyendo mucho sobre el tema y a pesar de lo hablado con la Doctora Smith sabía que las mujeres abusadas podían recordar, deprimirse y asquearse al volver a tener contacto íntimo y él no quería ser el causante de eso, quería demasiado a Martina como para hacerla sentir mal, y él mismo debía reconocer que no sabía cómo tratarla de nuevo, era como si tuvieran que empezar de nuevo.
—Yo sé que quieres protegerme, yo entiendo que no quieres lastimarme, así que si de verdad me quieres dame gusto, yo tengo derecho a recuperar mi cuerpo y a volver a sentirme como una mujer y sólo tú puedes ayudarme a eso— fue directa y sin tapujo expresó lo que verdaderamente pensaba.
No es como si fuese fácil volver a encontrar el placer con su cuerpo, incluso la doctora le había recomendado autocomplacerse como primera tarea y eso había hecho pero siempre pensaba en los momentos con Owen, en esa primera vez en aquel desvencijado cuarto de hotel cuando sus manos rozaron su piel estremeciéndola al instante, y después de ello en la suite, en su casa, en todos los lugares que le había complacido, en que la había hecho saber que no era una mujer imperfecta o perfecta, sólo una mujer que sentía mucho con él a su lado y que sobretodo lo extrañaba.
ESTÁS LEYENDO
Martina en busca del O
ChickLitMartina Risso, años atrás su vida no fue sencilla después de quedar embarazada y ser obligada a casarse como consecuencia, para convivir con alguien que nunca la satisfizo sexualmente ni la amó. Pero ahora, como adulta y alejada de su familia es una...