Martina en busca del O

Capítulo 45

En su mente Owen ya estaba haciendo el papeleo necesario para entregar todas sus responsabilidades y funciones, él no quería tener nada que ver con el negocio de su familia, por su salud mental debía establecer distancia. No estaba dispuesto a aclarar lo sucedido con Cariño, en aquel momento pensaba que no importaba nada de lo que dijera él simplemente no sería escuchado.

Miró a su alrededor y contempló los rostros sonrientes y atentos de los invitados, quienes ajenos a lo que sucedía en aquella mesa principal disfrutaban realmente de la velada y en especial de la comida entregada que sin duda alguna Martina había preparado con todo el cuidado y profesionalismo de un excelente chef.

Sólo esperaba la noche avanzara, y todo culminara de forma exitosa para irse a casa, esa casa que no era suya, pero que la sentía más cercana a cualquier otra que hubiese habitado, incluso en este momento entendía que no eran las paredes o los espacios reducidos o el amplio patio lo que le llamara la atención, eran sus ocupantes, en especial la mujer de cabello negro y ojos miel que le obsequiaba lo mejor de sí y le hacía sentir que nunca más estaría solo.

Fue increíble, pero en ese momento en el que todo parecía caer frente a sus ojos, era como si de alguna forma sintiera por primera vez una brisa de libertad recorrer su cuerpo. No es como si necesitara el dinero de su familia y no es como si necesitara de sus conexiones o apellidos, él ya tenía el dinero suficiente para invertir en algo que realmente quisiera y todo lo que se podía ver como negativo y un gran problema, sin duda alguna representaba una oportunidad "No hay que caer frente a las dificultades, sólo ver las oportunidades tras ellas" pensó y aquello le hizo sentir mejor. Ya era tiempo de volar lejos, así como su Martina lo había hecho lejos de su propia familia, ella era el mejor ejemplo a seguir.

Algunos aplausos se escucharon y Owen sin entender qué sucedía giró para descubrir qué era lo que generaba tal celebración, sus ojos se ampliaron al ver que era Martina quien los recibía, por lo cual se sintió más orgulloso que si los aplausos fueran para él.

El orador del evento la había hecho aparecer y la presentó ante la concurrencia curiosa de conocer al artífice de aquellos exquisitos platillos. Ella ya con el cabello suelto y con la chaqueta de chef blanca e impoluta y algunos visos negros se limitó a sonreír un poco sonrojada y a inclinarse levemente en señal de gratitud.

Al terminar aquel pequeño homenaje caminó hacia la mesa de Owen, pero no iba sola, de cerca la seguía Damián como su más fiel escudero, aquel desde que se había interesado por lo que sucedía en la mesa principal había estado cerca escuchando los reproches que recibía Owen y de alguna forma se sintió molesto porque le trataran de esa forma, no escatimó en informar a su madre, en especial, al saber que toda la molesta situación al parecer la había generado la desaparición de Cariño cuando estaba a su cuidado, claro que con lo que alcanzó a oír estaban desinformados, y lo que más le sorprendía era que el novio de su madre no se defendía, por un momento se vio tentado a responder por el mayor, pero se obligó a callar, más cuando era algo que no le correspondía, pero otra cosa era lo que pensaba su madre, quien después de que sólo quedara la recolección de platos y cubiertos, más la limpieza de éstos y organización de la cocina, delegó la supervisión a su sous chef y se encaminó hacia la sala de banquetes, sorprendiéndose por el recibimiento del orador y de los asistentes, por lo cual aquello le daba una fuerza adicional para ir hacia Owen, o como su hijo la llamaba su O.

—Mamá a tu O están desorbitándole los ojos con verte y con sus padres al lado se ve tan patético— se burló el chico.

—No digas lo que realmente no sientes, yo sé que te agrada, no trates de ocultarlo— Le susurró la mayor conociendo muy bien a su hijo, quien se vio muy indignado mientras le contaba lo que había escuchado en secreto.