Capítulo 27

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-No digas eso mamá- lloraba Martina

-Es el orden de las cosas, tú lo sedujiste y él se dejó tentar, pero tú eres la culpable. Dios nos hizo para servir a los hombres, por eso nos sacó de una de sus costillas y somos las descendientes de la pecadora que tomó la manzana, la mordió y la ofreció a Adán, desde ahí se marcó nuestro destino, siempre tentamos a los hombres y eso fue lo que hiciste.

-No es así, mamá, eso no es así, ¡estás equivocada!- reclamaba entre sollozos mientras sentía cómo su cara estaba extremadamente húmeda gracias al agua salada que desbordaban sus ojos.

-No discutas más, ya está decidido

-Pero yo no quiero casarme, es para toda la vida y no quiero pasar toda mi vida con Alejandro

-Debiste pensar en eso antes de hacer lo que hiciste.

-Sólo fue sexo mamá

-No hables de forma tan libertina, qué clase de mujer he educado, ¡por Dios!, mi única hija y es más libidinosa que cualquier hombre.

-Todas lo hacen mamá, tanto hombres como mujeres hablan del sexo como si fuera algo natural- se queja

-No sé dónde habrás escuchado tales cosas sin sentido, pero no quiero averiguarlo, porque ya es demasiado tarde... hubiera preferido otro hombre para tu vida, pero ya no se puede hacer nada, tendrá que ser Alejandro.

-Yo no lo amo y se supone que uno se casa por amor.

-No sé de dónde has sacado tanta mala información, o es que nunca escuchas mis palabras. Las familias buscan lo mejor para sus hijos, por eso se ven otras cosas antes de aceptar el matrimonio, como una buena posición económica, una excelente presentación y una intachable reputación, el amor viene después, así fue conmigo y con tu abuela y con su madre antes de ella. Siempre ha sido así cuando eres de una familia distinguida, pero vienes tú y aceptas al primero... pero lo bueno de la situación es que Alejandro es aceptable y su familia no lo ha dejado solo, por lo cual podremos crecer mucho más gracias a ellos.

-Mamá no es así, estás equivocada...

-Cállate, qué va a saber de la vida una niña como tú, pero eso sí, desde ahora te vas a convertir en una mujer, una que lleve en alto la cabeza y desborde dignidad...- suspira- diremos que este había sido un amor de infancia que se afianzó con el paso de los años y que finalmente las familias decidimos aceptar el matrimonio para no esperar más a una unión feliz y próspera.

-¿Qué pasa si no me caso?- preguntó Martina pensando en cómo fugarse

-Sería una gran deshonra para toda la familia, deja de ser egoísta por una vez en tu vida y piensa que lo que hiciste no sólo te afecta a ti, también a tu padre, a mí y a tus hermanos, que incluso ellos siendo hombres jamás nos han dado una situación tan escandalosa como ésta.

Martina ríe entre lágrimas –porque ellos no quedan embarazados mamá, pero qué sabes tú de lo que ellos hacen.

-Cállate de una vez y organiza tus cosas porque te casas hoy mismo.

-¿Qué?... no- negaba moviendo rápidamente su cabeza.

-Debe ser lo más rápido posible antes de que se te empiece a ver la barriga y las personas empiecen a hablar... Así que no hay más discusión Martina, o quizás prefieras que te enviemos lejos para tener ese bebé y después darlo en adopción, así jamás habrá sucedido nada- amenazó de forma contundente y Martina se llevó las manos al abdomen, aún era plano, no había vestigio de ese embarazo que había vuelto locos a todos, pero ahí estaba esa criatura inocente que quería conocer y amar así el mundo se le viniera encima.

Martina en busca del ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora