Capítulo 50

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—A menos que vuelvas como la esposa obediente que debes ser— espetó sintiéndose victorioso.

—Qué poco me conoces, realmente eres un imbécil si crees que seguiré tu sucio chantaje.

— ¿Crees que no seré capaz de exponer esas fotos?— dijo con rabia.

—No, no lo serás, porque eres un cobarde y esto no sólo lo afectaría a él o a mí, esto te afectaría más a ti, serías el hazmerreír de todos tus conocidos, estarías en tabloides que escarbarían como gallinas en un corral en busca de más información y estoy segura que tú tienes mucho por esconder, así que no eres capaz de hacerte eso a ti mismo— El hombre la miró con el tic nervioso aún más notorio, sin dejar salir una sola palabra de su boca, porque en efecto ella tenía razón, el jamás se clavaría el cuchillo así mismo, no tenía tendencias suicidas. — ¡Acerté!— Ahora fue Martina quien rio de forma fuerte. —: Si fuera algo que quisieras, lo hubieras hecho hace tiempo, y no estarías esperando a que yo apareciera.

Alejandro se paró de su silla y la tomó entre sus manos para lanzarla ya impotente ante aquel visible ataque del que estaba siendo víctima, el objeto fue a dar hasta golpearse contra la pared tras él y cayó en el suelo haciendo un gran estruendo. Martina se sobresaltó y retrocedió un par de pasos sin pensar mucho en ello, sólo con su instinto de supervivencia activado.

—Al parecer tampoco has dejado de ser violento, las viejas mañas nunca desaparecen— dijo después de tomar su bolso y encaminarse a la salida, algo le decía que era mejor salir de ahí.

—Tienes razón— Gritó caminando rápidamente para interceptarla, agarrándola del brazo el cual apretó con fuerza.

— ¡Suéltame! —ya te informé lo que quería y en vista de que no eres un hombre civilizado con el que se pueda hablar me marcho, sólo espera la citación de mi abogado y a no ser que en verdad quieras un escándalo ve a firmar el papel. — expresó molesta a la vez que intentaba zafarse del fuerte agarre.

—Tienes razón— repitió y acercó su rostro hasta quedar frente a frente a Martina. —no voy a iniciar un escándalo porque no me conviene, pero eso no quiere decir que no pueda hacer algo más. —La miró de arriba abajo y sonrió mostrándose malévolo —Veo que tu cuerpo es ahora más atractivo, incluso te ves deseable, me preguntó si has mejorado en la cama o si sigues siendo una mujer frígida y aburrida— habló tan cerca que ella sintió su aliento e incluso algunas gotas de saliva caer sobre su rostro, pero el escuchar esas palabras era lo que más asco le producía.

—Puedes pensar lo que quieras, pero aquí el único malo en la cama eres tú— expresó con una sonrisa burlona que intentaba ocultar su naciente temor. —Sólo puedes ponerlo duro pero distas mucho de ser un buen amante, ni siquiera sabes tocar a una mujer para que sienta placer, sólo piensas en descargarte de forma egoísta— le gritó y aquellas palabras más enervaron al hombre.

—Eso dices tú, pero muchas mujeres opinan lo contrario, se deleitan con mi pene dentro de ellas— espetó cerca de su rostro.

—Eso es lo que tú crees, porque eres tan poco hombre que no te das cuenta de que fingen— en aquel momento ella sentía temor, pero también ira y quería decirle todo lo que había guardado por tantos años.

—La única que finge los orgasmos en la cama eres tú o crees que no me daba cuenta, pero eso es porque eres insensible, una frígida y aburrida mujer— gritó una vez más mientras apretaba más su agarre y Martina sentía dolor en aquel brazo, por lo cual intentaba zafarse, pero no podía.

—Yo era una niña cuando estuve contigo y no sabía lo que era realmente el sexo y el placer, por eso sólo obedecía y abría las piernas pensando que en algún momento me harías sentir algo y te creí, ¡sí! te creí que si no sentía placer era por mi culpa, por años pensé que todas tus palabras eran ciertas, por años lloré en silencio por ser tan imperfecta, me sentí fea y hasta llegué a pensar que me hacías un favor al estar conmigo— le gritó al hombre dejando salir todo aquello que había guardado en su mente y su corazón.

Martina en busca del ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora