Capítulo 22

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Martina se había marchado de la suite sin siquiera despedirse y algo en él lo hizo sentir incómodo, además quería tenerla cerca para pasar más tiempo juntos, lo cual le sorprendía en gran medida, pero aquella mujer realmente le encantaba. Así que había ordenado un cena en uno de los restaurantes más lujosos de la ciudad, era sábado y al día siguiente no se verían, así que pensó podrían pasar la noche juntos y quizás hacer algo diferente el domingo.

Aquellas ideas le hacían pensar que estaba volviéndose loco por pensar tanto en una mujer. Él se había prometido años antes no volver a caer por alguna fémina y por ello sólo disfrutaba del sexo casual y sin compromisos.

Aún recordaba a Carol y sus promesas vacías, aquella que le había hecho creer que él era el centro del universo para en un instante engañarlo con su mejor amigo. Rememoraba la escena tan nítida como si hubiera sucedido poco tiempo atrás.

-Bebé te extraño mucho, regresa rápido de tu viaje

-Por supuesto, pronto estaré contigo y no sabes la sorpresa que te tengo

-Oh, no puedo esperar para recibirla- dice muy entusiasmada- qué podrá ser, quizás la gargantilla de diamantes que vimos el otro día o un bolso de colección de Jimmy Choo, o quizás un viaje por Europa para mi cumpleaños- le recordaba sutilmente que sería pronto y esperaba algo en grande.

-Puede ser, quizás eso que has mencionado o algo mejor- sonrío a su teléfono mientras apretaba la pequeña caja aterciopelada entre sus manos.

-Sabes que eres el mejor bebé, te amo

-También te amo- colgó la llamada y la ansiedad lo embargaba, por primera vez creía que la fortuna le sonreía para tener una familia, su propia familia, una que lo quisiera y aceptara por como él era, ya no más ser la oveja negra, de quien no se espera nada, ya no le importaría lo que dijera su padre o la burla de sus hermanos si cometía algún error.

Incluso pensaba renunciar a su fortuna y apellido de ser necesario para empezar de cero con una mujer que le había demostrado que él era importante, aunque tenía algunas rabietas y continuamente imponía sus deseos él entendía se debía a que le gustaba ser mimada y con el tiempo aquello pasaría.

Se acomodó en su silla y esperó a que se dieran las instrucciones, estaba ansioso por llegar y darle su gran sorpresa.

La azafata habló y le ofreció ayuda para sujetar su cinturón de seguridad, ante lo cual él negó, recordando a su celosa novia, quien hacía gran escándalo por nada y como ella estaba en sus pensamientos no se atrevía a hacer algo que pudiera enojarla así no estuviera físicamente a su lado.

Su vuelo estaba programado para el siguiente día, pero él no podía esperar para llegar y empezar su propia familia. Así que tomó un vuelo privado y casi corrió por regresar a la ciudad, en donde trabajaba en uno de los hoteles de su padre, era un simple asistente en formación, pero pensaba en que pronto podría poner en marcha su propio proyecto. Sería difícil al principio, pero con la compañía y apoyo de Carol todo estaría bien.

Se permitió dormir durante las tres horas que duró el vuelo y al llegar a su destino descendió con una amplia sonrisa entre sus labios.

Harry, su mejor amigo le había presentado a su actual novia, era su compañera de universidad, y había sido lo mejor que había hecho por él, incluso era algo cercano a ambos y los acompañaba en viajes y eventos cada que podía, Owen pensaba en que aquel era realmente un muy buen amigo. Sin embargo, no le informó de la sorpresa que le tenía preparada a su novia, porque quería que ambos se lo informaran y agradecerle por haber sido el cupido de la relación.

Abordó el vehículo y se acomodó en el asiento trasero, mientras veía las luces de la que le parecía la ciudad más bonita del mundo, porque aunque ya había viajado bastante y conocido diferentes lugares, ninguno le había ofrecido el amor de su vida. Las luces brillaban y algunas parpadeaban en los grandes letreros de neón de los lugares comerciales.

Martina en busca del ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora