Martina volvió a parpadear y se llevó la mano a su brazo para pellizcarse y saber si estaba soñando o lo que veía y oía era verdad.
¿Acaso Owen había gritado que era suya?, pero en qué momento había sucedido eso. Aquel hombre la confundía más que un tigre azul. No daba crédito a lo que sucedía frente a ella.
Owen parecía como si dentro de su piel tuviera a un gladiador dispuesto a matar a su adversario y Julián no se quedaba atrás, aunque lo hacía más como forma de defensa que porque realmente quisiera atacar al que lo había interrumpido.
-¡Martina!- la llama la morena y corre a su lado para ofrecerle algo de apoyo.
-Pero ¿qué sucede aquí, por qué Owen está en este lugar?- se pregunta más a si misma que a su amiga, pero es Lucy quien responde.
-Contesté tu celular, pensé que era importante porque no dejaba de vibrar- decía rápidamente la chica a modo de explicación –y ¿cómo no le respondería al jefe?, sólo me preguntó que en dónde estabas y yo sólo le contesté por cortesía, jamás supuse que esto sucedería- Hala a su amiga para que la vea y Martina deja de ver la pelea por un momento para observar a la morena –no me digas que el imbécil y ciego que no sabe valorarte es nuestro jefe de jefe Owen Richard Petrovich- pregunta a su amiga, pero Martina no necesita utilizar las palabras para contestar, porque su expresión da cuenta de todo.
Martina asiente y Lucy le ofrece una mirada de consternación y asombro, recordando lo que la de cabello oscuro le había confiado tiempo atrás y entendiendo que aquello entre ellos era más grande de lo esperado.
-Alguien que los detenga- grito una voz femenina entre la multitud que los rodeaba como si fuera un verdadero espectáculo de gladiadores romanos, incluso la música había cesado y sólo quedaban ojos curiosos.
-Owen detente- intervino Martina acercándose a ambos hombres mientras Owen parecía ahorcar al otro sujeto. Ella tocó su brazo y lo haló –Owen por favor, mírame, vámonos- le pidió intentando detener todo el asunto.
-¿Lo conoces?- Preguntó Julián mirándola de reojo sin dejar de concentrarse en el castaño
-Por supuesto- contestó Lucy, es nuestro jefe, el señor Richard Petrovich- se acercó ahora la morena –suéltalo y vámonos
Así Martina halaba a Owen y Lucy a su primo Julián.
-Mírame- Martina tocó el rostro del castaño y lo hizo girar para observarla. Ella tenía los labios hinchados y el labial corrido por el beso apasionado con el otro hombre, y eso fue en lo que se fijó Owen, apretando más el puño que sujetaba la camisa del otro hombre.
Julián entendió las expresiones de su prima y supo que debía ceder, levantó las manos y se disculpó sin saber bien por qué lo hacía.
Owen lo soltó y viró para tomar la mano de Martina, llevándola consigo para salir del lugar.
-Espera, debo tomar mis cosas- haló hasta una mesa tomando su celular y su bolso tan rápido como aquel se lo permitió y ante la mirada atenta de todos aquellos que lo reconocían.
Martina no caminaba de forma normal, sino a trompicones y no precisamente por el licor en su sistema, el cual creía se había evaporado no gracias al baile, sino al susto que aquella pelea le había generado. Owen la halaba y la hacía caminar tan rápido como era posible considerando los tacones negros que lucía en sus pies y que podían ser hermosos, pero no eran nada adecuados para enfrentar este tipo de situaciones.
-¡Suéltame!- se resiste y trata de zafar el agarre, pero aquel simplemente la ignora, la saca del lugar y la lleva directamente a su carro en el cual los espera el conductor, quien se limita a ingresar de nuevo al coche y tomar el volante para regresar al hotel.
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Martina en busca del O
ChickLitMartina Risso, años atrás su vida no fue sencilla después de quedar embarazada y ser obligada a casarse como consecuencia, para convivir con alguien que nunca la satisfizo sexualmente ni la amó. Pero ahora, como adulta y alejada de su familia es una...